Mi cabeza se siente como si la estuviesen martillando justo en el punto entre mis cejas, el malestar general hace que no quiera ni moverme pero la sequedad de mi garganta combinado con el sonido incesante de la alarma me impulsan a levantarme de una vez. Es la ultima, si no me levanto llegare tarde al trabajo. Respiro profundo y cojo impulso para levantarme de una vez puesto que se de sobra que si lo pienso demasiado voy a tardar muchísimo mas.
Aun medio dormida arrastro los pies fuera de la cama, pisando la ropa que use anoche y que arroje al suelo cuando llegue. Mis pies patean la tela cuando camino hacia la salida, veo hacia abajo algo mareada sintiéndome terriblemente débil.
Diablos, ¿que consumí ayer? ¿Piedra?
Solo fueron unas cervezas, estúpido cuerpo dramático.
Unas... doce cervezas. Después del trabajo. Sin haber probado bocado en todo el día. Y ahora que lo pienso ni siquiera tome agua, como siempre sobreviví gracias a dos tazas de café estratégicamente durante el día. Maldición. Ultima vez que hago algo tan irresponsable para mi propio cuerpo.
Si, claro.
Atravieso el umbral, pero no calculo bien el espacio y termino chocando el dedo pequeño del pie contra la pared, haciendo que un escalofrío de dolor me recorra al instante.
- ¡Ah!-Me quejo, sintiendo como el dedo se me pone caliente con rapidez y empieza a palpitar.- Maldita sea.
El día no está empezando muy bien. Prácticamente me arrastro hasta la cocina restregando mi rostro con las manos en un intento de desaparecer el dolor de cabeza martirizante, primero que nada pongo a funcionar la cafetera y luego voy al refrigerador tomando un largo trago de agua directamente de la jarra sin preocuparme por tomar un vaso. Solo sentir el liquido bajar por mi garganta alivia un poco mi condición general, respiro pausadamente antes de abrir el segundo cajón junto al refrigerador donde un único blíster de pastillas salta a mi vista.
Debo comprar mas. Me recuerdo mientras cierro la puerta del refrigerador aun con la jarra en la mano, la dejo en el mesón para sacar la pastilla del blíster, la cual dejo en mi boca antes de tomar nuevamente la jarra dando otro largo trago.
Okay, solo es cuestión de tiempo.
Me sirvo una taza de café y la tomo en mis manos con la idea de bañarme, sin embargo tan pronto como salgo de la cocina me doy cuenta de un bulto extraño en medio de la sala. Hundo el ceño extrañada mirándolo, doy un trago de café tratando de procesar lo que tengo delante pero no lo entiendo.
Entonces, el bulto se gira permitiéndome ver un rostro impasible de rasgos filosos cubierto parcialmente por una mata de cabello rubio.
Eso... Es...
¡¿Una persona?!
Una mueca de confusión se adueña de mi rostro mientras repaso los eventos de la noche anterior. ¿Acaso traje a alguien conmigo y lo olvide por completo? Imposible, recuerdo detalladamente cada segundo de la noche y, mas importante, recuerdo que cuando llegue estaba sola y ciertamente no había ningún extraño dormido en mi sala. Me acerco a la puerta para cerciorarme, pero está cerrada con llave justo como recuerdo por lo que no es posible que haya entrado a mitad de la noche, y estoy en un sexto piso por lo que es imposible entrar por la ventana. La presencia del extraño me asusta. Me apresuro a la cocina donde dejo la taza respirando profundo mientras mi corazón empieza a bombear con rapidez.
Hay un extraño dormido en mi sala.
¿Que hago?
¿Y si es peligroso?
ESTÁS LEYENDO
Mis veinte días con Sanji [PRÓXIMAMENTE]
FanfictionUn día de abril desperté en mi departamento, salí a la cocina a prepararme el café matutino y en el suelo de mi sala estaba durmiendo un chico rubio que jamás había visto en mi vida. No parecía un vagabundo, sus ropas elegantes y aspecto impecable l...