Roier, policía astuto, dos años de trabajo que no quiere desperdiciar; Cellbit un presionero trasladado en esa misma prisión donde trabaja Roier.
Cellbit enamorado y obsesionado a la vez de Roier, ese policía sexy lo iba a traer loco y por el o mejo...
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Aproximadamente, ha pasado un mes desde aquel sucedido... ya se sabe; el beso.
Roier tiene el pequeño hobby de siempre abrirle la celda a Cellbit, una cosa que hace que su amor por el otro incremente.
— Faltan dos meses para que lo liberen. ¿Feliz? — pregunto Aldo con sarcasmo, sabiendo cada detalle de las aventuras de el convicto y Roier.
— Muy. Es emocionante. — el castaño sonreía abobado por aquel brasileño que lo tenía... ¿Como se dice? Enculado o xonado.
—Mien, nunca había visto así a Ro. Realmente te tiene enculado. —
— Si, ¿pero que tiene? Es hermoso el amor... Solo espero que... Nada salga mal. —
— Eso espero... — dijo el pelinegro.
Era de noche, específicamente las 00:00
Su hora y la de Cellbit.
— ¡¡Hola!! Ven, ¡tengo un lugar donde te encantaría bien! — dijo y abrió la celda donde se encontraba su amor secreto.
— Roier... — Lo miro un poco triste, no sabía la razón pero se le notaba preocupado.
— ¿Te pasa algo? —
— Y-yo... mejor vamos. — fingio una sonrisa, mal actuada.
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Ambos estaban agarrados de la mano, caminando hacia un sitio bastante lindo, el transcurso del camino; además de un extremo silencio, habían pétalos de Lirio y luces del barrio donde se encontraban bueno, si se le podía llamar barrio.
