♡ ꒱ lollipop 5.

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TaeHyung estaba sentando frente a los rosales, sus deditos de los pies sentían el cosquilleo del césped y lo hacía reír, y el chupete de caramelo estaba ensuciando su boca

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TaeHyung estaba sentando frente a los rosales, sus deditos de los pies sentían el cosquilleo del césped y lo hacía reír, y el chupete de caramelo estaba ensuciando su boca.

El sol era encantador en ese día, caliente sin ser demasiado y los jardines de su hogar con papi parecían ser más brillantes. Le había pedido a JungKook salir al jardín a jugar con su pelota azul, pero hacía un rato se había cansado y sus encías habían comenzado a picar.

TaeHyung comenzó a morder el borde del cuello de su camiseta lavanda, babeando toda la área, así que su papi había decidido darle otro chupete para ayudarlo un poco y él decidió comerlo frente a los rosales blancos y rojos, admirando lo bonitos que eran.

Sus ojos ojearon una nueva presencia acompañándolo. Una mariposa anaranjada, colocarse sobre los rosales con sus majestuosas alas con manchas negras. TaeHyung abrió sus ojos grandes con el chupete en su boca, colocándose de rodillas para comenzar a gatear suavemente hacia el insecto.

"¡Qué bonita eres!" pronunció suave, acercándose cada vez más con lentitud para no asustar a su nueva amiga. La mariposa aleteó sus alas, pero continuó sobre una rosa blanca. Deslumbrando con su belleza.

TaeHyung pudo verla cerca, sus alas parecían ser plumas suaves con colores más allá de naranja, sino también amarillos y algunos toques rojos. Era pequeña y sus patitas se rozaban frente a su rostro.

"Eres bonita, mariposista. Muy bonita," halagó a su amiga, sonriendo enternecido con la paleta aún en su boca, ensuciando sus comisuras.

De repente, la mariposa aleteó, haciéndolo saltar en su lugar y caer con su trasero en la hierba, con unas risas bajitas. El insecto voló sobre él, como si estuviera revisando que no fuera peligroso, antes de plantarse sobre la hierba, cerca de los deditos blancos del pie izquierdo de TaeHyung.

"Oh, ahí estás," tarareó feliz Tae, observándola. Giró sobre su hombro, buscando a su papi cerca y lo encontró, sentando en la silla de jardín con un par de gafas de sol negras y solo un pantalón corto de algodón blanco, durmiendo plácidamente.

Papi se había despertado temprano, estuvo trabajando un rato mientras él veía el televisor y le dio trocitos de sandía cortados en estrellas como merienda, pero no había descansado mucho.

"Tengo que irme, pequeña," se despidió con una sonrisa tierna a la bonita mariposa cerca de su pie. Ella pareció entenderle o eso creía en su inocencia, alternando pronto así el cielo y perdiéndose entre los despejados cielos azules. TaeHyung se despidió de nuevo, con su mano sacudiéndose en el aire y sus labios dibujados en sonrisas.

TaeHyung comenzó a gatear rápido a la dirección de su papi, que dormía cómodamente con sus piernas estiradas y cruzadas una con la otra sobre la silla y su nariz un poco fruncida.

Su papi era bonito, tenía pómulos altos y filosos, también tenía bonitos dibujos en su cuerpo que TaeHyung disfrutaba colorear con sus plumones de colores y olía rico, muy rico. También sus ojos eran tan bonitos, del color favorito de Tae.

Dio una rápida lamida a su paleta, mordiendo un poco el caramelo antes de dejarla en la mesita de plástico junto a la silla. Dejó su mentón descansar en la rodilla de su papi, admirando como los rayos del sol delineaban sus labios o la forma de sus brazos.

JungKook pareció sentir la presencia de TaeHyung, levantándose suavemente de su sueño y levantando las gafas negras para permitir ver sus encantadores ojos azules y la sonrisa de amor en sus labios.

"Hola, princesa," dijo con voz ronca. A TaeHyung le gustaba ese apodo, demasiado, sentía su barriguita cosquillear y su corazón latir mucho.

"Hola, papi," respondió, con el rosado color en sus mejillas blancas que a su papi le gustaba besar incontables veces.

"¿Qué ocurre, cielo?" JungKook preguntó dando un bostezo e irguiéndose en su asiento, acariciando con su mano extendida los rizos de su chico.

TaeHyung molió su labio inferior, hasta sus orejas se colocaron rojas. "¿Puedo tomar la siesta contigo?" balbuceó suavecito, con sus pestañas en aleteos suaves y un inocente olor dulce y embriagante en el lugar.

JungKook se sintió derretir en ese momento. Alargando su sonrisa y asintiendo con ternura. "Ven aquí, princesa," tanteó su regazo aún perezoso.

TaeHyung se apresuró en ponerse de pie y subir a la silla, trepando al regazo cómodo de su papi, acurrucándose en su pecho con su nariz hurgar el delicioso olor a madera y lluvia.

JungKook estiró sus brazos para rodear la acentuada cintura de TaeHyung quien inmediatamente besó la piel de su cuello con su aliento golpear en soplidos calientes.

El alfa besó sus cabellos rizados con olor a miel, acercando lo que más podía a su omega en su pecho. Disfrutando de la sensación envolver su cuerpo.

TaeHyung no demoró en caer dormido con el sonido del latir tranquilo de su papi y el olor de su esencia, cayendo en los brazos de Morfeo. Olvidando el cosquilleo de sus encías o los dibujos que no terminó de colorear, solo perdido en la sensación de amor y seguridad que su papi daba.

JungKook no solo encontró a un dulce omega al cual amar, sino a un hogar al cual regresar toda la vida, a un amor que duraría más de una vida y al aprender que habría mucho que podría conocerse de su chico y enamorarse cada día un poco más.

Ambos cayeron en una cómoda siesta, con la cálida brisa caliente de los rayos del sol sobre ellos y el sonido natural de su jardín, con la sensación creciente de perpetuo amor en dos almas que solo había sido hechas para ser encontradas en un mundo grande como ese.

Fin

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