– Está muy guapo el profe – Tomás me susurra – y no has dejado de mirarlo como babosa, ¡dignidad por favor querida!
– No sé de qué estás hablando.
La clase fue todo lo que esperaba, ya saben, orientación, aspectos generales de la asignatura y como siempre, los de intercambio tuvimos que presentarnos. En total somos 4 estudiantes del extranjero, Sabina y Tomás de México, Cristian de Colombia y luego estoy yo, la chilena.
Valentino no dejaba de mirarme en toda la clase, y Franchesco, nuestro profesor, le llamó la atención dos veces, al final se dio cuenta que era cosa perdida, y tuve que aguantarme 40 minutos de él mirándome fijamente.
Al finalizar, nos entregan un material de estudio y programas de la asignatura. Con Tomás nos retiramos del salón, junto con Sabina y Cristian, quienes nos invitan a una pizza a unas calles cerca de la facultad.
– Tomás, espera, se me quedó mi chaqueta dentro, voy a buscarla y vuelvo – le digo.
– ¡Que pava por dios! – Se ríe y lo miro con mala cara – te espero afuera con Sabi y Cris.
Entro a la sala y busco rápidamente mi chaqueta, que se encuentra en el asiento donde me ubiqué hace algunos minutos atrás, la tomo y corro hacia la salida, cuando de pronto choco con alguien y todo el material que nos entregaron más temprano, se desparrama en el piso.
– ¡Cazzo! – Franchesco se agacha a tomar mis cosas en el suelo – Mi scusi signorina.
– No te preocupes, soy una despistada e iba corriendo – le digo a modo de disculpa.
– ¿Sophie, no? – Me sonríe – aquí están tus cosas, disculpa por no haberte visto, pero estaba un poco apurado.
– Si, Sophie – río – gracias por recoger todo este desastre, y la verdad fue mi culpa, insisto, iba corriendo como una niñita de kínder.
– ¿Y por qué has vuelto al salón?
– Mi chaqueta – levanto la mano donde la sostengo
– Eres igual de despistada que yo – ríe – yo venía a buscar unas cosas que se me habían quedado también.
Veo a lo lejos que Tomás me guiña un ojo, sonriendo de oreja a oreja.
– Pues ya me voy, los chicos están esperándome – le digo a Franchesco.
– Nos veremos mañana ¿no? – Besa mis dos mejillas – ve con cuidado Sophie.
Salgo corriendo y alcanzo a Tomás quien me espera en la entrada de la facultad.
– ¿Qué fue todo eso? – pregunta, se exactamente a dónde quiere ir.
– Soy una burra, salí corriendo y choqué con Franchesco, cayó todo y él lo recogió.
– Vaya suerte que tienes, así como vas terminarás quedándote con todos los italianos guapos en Milán – dice riendo.
– ¡Cállate, es solo nuestro profesor! – lo empujo y partimos camino al restaurant.
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Las pizzas en Italia, son jodidamente lo mejor, gracias al cielo que hemos ido a ese restaurant, porque ¡OH.POR.DIOS! Ha sido la mejor experiencia culinaria de mi vida.
Los chicos me dejan a las afueras de mi residencia, me invitan a recorrer Milán pero decido quedarme, debo llamar por Skype a mis padres, calculando bien, debe ser bastante temprano en Chile y puedo asegurar que están despiertos.
Subo las escaleras y me encamino a mi habitación, cuando veo que Valentino me espera afuera del dormitorio.
– ¿Estás esperando a Pilar? Puedo dejarle un recado si lo necesitas – no puedo evitar la ironía en mi voz.
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Un Beso en Italia
Teen FictionSinopsis: Sophie tiene 24 años, y toda su vida ha tenido que acomodarse a los deseos y órdenes de los demás, siempre posponiendo sus sueños para que sus padres no deban preocuparse de ella más de lo que ya lo hacen. Pero cuando se le presenta la me...