extra 2

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John estaba en una fiesta organizada por la escuela, parado solo en una esquina, observando en silencio a los demás disfrutar.

John (pensando): *Parezco un tonto... ¿qué hago aquí?*

Antes de que sus pensamientos lo hundieran más en su incomodidad, una voz familiar lo sacó de su ensimismamiento.

Daniel: -¡John! ¡Aquí estás! -dijo con entusiasmo, acercándose rápidamente.

John intentó sonreír, pero sus nervios lo traicionaban. -Claro... te dije que vendría, aunque me siento un poco fuera de lugar.

Daniel lo miró con una sonrisa cálida, como si entendiera exactamente cómo se sentía. -No te preocupes. Yo estaré contigo, ¿vale? -agregó con ternura, mientras tomaba suavemente la mano de John.

Ese gesto simple, pero lleno de cariño, sorprendió a John. Sintió cómo su pecho se relajaba un poco, como si todo ese peso que llevaba desapareciera al contacto de Daniel. De alguna manera, el toque de su amigo lo anclaba, lo hacía sentir visto, acompañado.

John esbozó una pequeña sonrisa, sin darse cuenta de lo sincera que era. Estaba tan perdido en la sensación cálida que le provocaba la mano de Daniel que no notó cómo alguien a lo lejos lo observaba con ternura, encantado de verlo sonreír.

Esa sonrisa, la que había salido sin esfuerzo, se convirtió en algo especial. Desde ese momento, muchos empezaron a pedirle que lo hiciera más seguido, como si su alegría contagiara a los demás. Pero para John, ese instante no se trataba solo de mostrar una buena cara; era un recordatorio de que, a veces, solo necesitamos a alguien que nos haga sentir que no estamos solos.

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John estaba en la fila del comedor escolar, con los hombros tensos y las manos apretadas alrededor de la bandeja vacía. El murmullo de las voces a su alrededor lo hacía sentir fuera de lugar, como si cada palabra le pesara más de lo que podía soportar.

*No lo pienses tanto, solo pide tu almuerzo y vete... rápido*, se repetía, pero su mente no dejaba de darle vueltas. Cuando llegó su turno, se aclaró la garganta, pero su voz apenas salió.

-Eh... um... lo que tengas... digo, lo que sea... -murmuró, sintiendo el calor subirle al rostro.

La señora que servía la comida lo miró con una sonrisa paciente. -¿Pasta está bien, cariño?

John asintió demasiado rápido. -Sí, claro... gracias. -Tomó la bandeja con manos temblorosas, evitando el contacto visual.

Se sentó en la primera mesa vacía que encontró, sintiendo cómo su corazón seguía latiendo con fuerza. *Bien, sobreviví... por ahora.* Estaba a punto de dar el primer bocado cuando una sombra lo cubrió.

Ohhh.. Por un demonio.

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⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

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Una vez --lookism harem-- malereaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora