Después de tantas horas de permanecer entrenando en el dojo, Leonardo finalmente podrá descansar. Sin ataduras, ni dolores y sin Sensei respirándole la nuca. Además de comer con gusto la pasta que preparó Mikey toda la tarde. La única comida decente, podría decir.
Sin embargo, cuando se quita la suciedad y el sudor con un baño y entra en la cocina, no puede evitar sentirse decepcionado al ver a Sensei ahí parado. E inconscientemente piensa que no podrá recuperar las horas perdidas sin haber comido.
Estuvo entrenando por horas y aguantando hambre para comer con gusto una pasta que ni siquiera está seguro de acabarla.
Leonardo se muerde parte del labio, nervioso, y se sienta junto a Mikey.
—Mikey, ¿qué hace sensei aquí? Se supone que tiene una hora de meditación después de mi entrenamiento —pregunta Leo, esperando que no suene descontento o incómodo.
Claramente está descontento e incómodo, pero eso no tiene que saberlo Mikey. Ni ninguno de los demás.
—¡Yo lo invité! —exclama alegre el pecoso—. Tiene mucho tiempo que no comemos juntos como una familia, ¡y finalmente lo convencí!
Leo maldice internamente la dulzura de su hermano, y chirría lo más bajo que puede. Chirría esperando que no suene deprimido.
—Sí, por supuesto que lo hiciste. Estoy feliz por eso, Mikey. Bien hecho —dice Leo, con la esperanza que si Mikey le cree lo que dijo, tal vez incluso se crea así mismo.
Pero no puede estar feliz, no cuando sensei lo mira con desaprobación cuando se sirvió un poco más a su plato. No puede estar feliz porque Splinter chasquea cada segundo su lengua, indicando que dejara de hacer lo que sea que esté haciendo. Splinter chasquea cada que hace algo malo, y Leo de verdad está tratando de mejorar.
—Leonardo, come más lento —demanda la rata—. No dejes que la comida te controle.
Leonardo mastica más lento su último pedazo y siente la deglución dolorosa. Siente como la comida viaja por todo su esófago, la siente moverse y tiene miedo que se le haya atorado un poco de comida en la garganta.
También se siente un poco más pesado, más lleno, se siente grasiento.
Necesita volver a bañarse.
Quiere vomitar.
—Uh, Leo, ¿estás bien? —escucha a Donnie, ¿está preocupado? No, así es su tono de voz.
Leonardo traga todo lo demás y se zampa su vaso con agua.
—Sí, todo bien. Es solo que me gusta cómo te quedó la pasta, Mikey —elogia Leo.
Donnie no le cree nada, pero Mikey está reluciente por el cumplido. Con que el menor esté feliz, no importa lo demás.
—No te acostumbres, Leonardo —corta Splinter—. Tendrás que compensar todo lo que comiste.
Leo asiente. Sí, claro que hará el doble de ejercicio. Ya lo sabía.
Lo que no sabía era que no comería ni la mitad de lo que quería. Leonardo está tan decepcionado de sí mismo, pero no es culpa de Mikey, ni de Donnie ni de Raph que sea tan idiota por dejarse dominar por la comida.
Leo deja el plato en la lavavajilla, se despide y va directo a su habitación. Será mejor que se bañe, tal vez pueda quitar un poco de grasa en el proceso. Así no funciona, lo sabe, pero no tiene por qué pensarlo mucho.
En realidad, no quiere pensar en nada. Ni en Nueva York, ni en mutantes, ni en Shedder, ni en pelear, ni en Splinter.
Ni siquiera quiere pensar en su estúpido y deforme cuerpo, con sus escamas húmedas y feas. Si no lo mira, no existe, y si no existe, no puede hacerle daño.
Nada puede dañarlo si no existe.
Solloza un poco, le empieza a doler la cabeza y no tiene más analgésicos a la mano. Puede llorar un rato, y si Splinter o sus hermanos preguntan al respecto, puede mentir diciendo que el jabón se le metió a los ojos o algo así.
No está seguro que le crean, pero sí está seguro que no harán más preguntas. Nunca le hacen más preguntas, tal vez piensan que no merece la pena preocuparse de más con él, pues es Leonardo Hamato, su líder, él decidió esto. No puede arrepentirse por algo que él mismo escogió. Es fácil, porque si sus hermanos no ven el tamaño de sus heridas, no preguntarán nada.
Aunque a veces le duela que no lo tomen en cuenta para sus juegos tontos. Leo está seguro que puede ser tonto de vez en cuando, pues ha dejado miles de veces a Splinter meterse en su piel y cabeza diciéndole lo mal que se ve.
Es fácil, puede con eso.
Lo que no es fácil es ignorar cada día su estómago rugir, pidiendo algo dentro. Leo se burla, no obtendrá nada de eso. Él no lo necesita, ¿para qué, si no sirve más que hacerlo ver horrible y deforme?
Splinter tiene razón, y ya más calmado, Leonardo se baña y se va de nuevo al dojo. Mañana será otro día.
———
Podré no avanzar con mis otros fanfic's, pero eso no quiere decir que no escriba mis otras pendejadas 😘
Luego le pongo una portada, y tal vez le cambie la sinopsis
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「Dismorfia. 」TMNT / Leonardo Hamato
FanfictionLeonardo se mira mal, deforme y escamoso. Splinter lo sabe. Y Leonardo, que no confía en sí mismo, decide confiar en su sensei. . . . . . . . 》TMNT no me pertenece 》Centrado en Leonardo 》Personalidades oc 》No, no me estoy autoproyectando...