Tiny • kookmin au

04

— Vas a quedarte allí mirando o qué? - el rubio se sobresaltó cuando escuchó a Jungkook hablar a sus espaldas.

— No te importa. - gruñó y avanzó nuevamente.

Jungkook miró las cosas que el rubio había estado observando, habían diferentes tipos de dulces y no supo cuál tomar.

— ¿Cuál me recomiendas? — el rubio se detuvo y lo miró con una ceja enarcada. — Un dulce, ¿cuál es tu favorito? No sé cuál elegir. — aclaró.

Jimin pareció pensarlo un momento antes de acercarse para tomar un paquete de galletitas oreo. — Estas son deliciosas. - fue todo lo que dijo para después girar en busca de la abuela.

Era mentira, nunca antes las había probado, pero salían en bastantes comerciales, así que asumía que debían ser ricas. Pocas veces consumía cosas dulces, sus padres no le daban dinero para eso, y las veces le sobraba un poco buscaba comprar marcas más económicas.

Jungkook miró las galletitas en su mano y tomó un par más de las que le gustaban a él para arrojarlas al carrito.

Continuaron recorriendo el centro comercial hasta tener todas las cosas de la lista que había hecho la abuela Jeon. Jimin se limitó a observar sorprendido lo cargado que iba ese carrito de compras, debía de salir un ojo de la cara pagar todo eso.

Dejó que el pelinegro formara la fila con su abuela y se retiró a esperar en las puertas del supermercado, no quería ocupar espacio innecesario ya que el lugar estaba extremadamente lleno de clientes.

Pasaron unos minutos en los cuales se distrajo observando a las personas que entraban y salían del lugar, hasta que una mano tocando su hombro llamó su atención.

— Toma. — una bolsa con el logo del lugar estaba extendida en su dirección, el pelinegro parecía observar a cualquier otro lugar, menos a su rostro.

— ¿Y eso? — preguntó sin agarrar lo que le pasaba Jungkook.

— Solo tómala, es para ti. — gruñó empujándola contra el pecho del rubio, el cual sorprendido atajó la bolsa antes de que esta se cayera.

Observó cómo el pelinegro se dirigía al auto cargando las demás bolsas de compras, para después bajar lentamente su mirada a lo que tenía en su mano. Desató el nudo con cuidado y abrió la bolsa para ver dentro.

Ahí estaba la galletita que le había recomendado a Jungkook, junto con otros dulces más.

Una pequeña sonrisa nació en sus labios antes de levantar la cabeza para mirar de nuevo hacia el mayor. Tal vez Jungkook podía comenzar a caerle bien.