Treinta y siete días antes.

Día treinta y seis, antes.

Es imposible concentrarme en clase de matemática, hoy por la mañana tuve un problema con mi madre, cómo siempre.
Hace un mes atrás salí con bajas calificaciones, casi reprobatorias, lo cuál a ella no le agrada porque es una anticuada de mierda. Igualmente mi papá se molestó. Y no dejan de molestarme con eso, cuando me siento a comer aprovechan cualquier momento para recordarme que soy una estúpida y que nadie me quiere. Y es cierto, a lo largo de mi vida no he tenido muchos amigos y novios, las chicas de mi edad no les alcanzan los dedos de las dos manos para contarlos y yo aunque no tuviera las dos manos me alcanzaría perfectamente.
Por eso apenas salgo de mi habitación, todo el día hablo con Diana por Whatsapp y con mi novio, sí, a pesar de todo esto tengo un novio aunque no es un noviazgo formal, nunca les he dicho a mis padres porque él me gana por 7 años en edad y ellos pensarían mal de él.
Por sí me preguntan, no, no lo "amo" cómo todas las niñitas ridículas de mi colegio creen, es cariño. El amor no llegará nunca a mi vida porque soy extremadamente torpe y no tengo ningún tipo de atractivo para un chico.
No soy precisamente gorda, pero no soy un esqueleto.
No tengo cara de Chucky pero tampoco de Kim Kardashian
Y muchas otras cosas que me hacen una más del montón. Sólo soy Dania la simple, no tengo nada especial que resalte. Tal vez por eso creo firmemente que nunca nadie me va a amar.

-¡SEÑORITA ORTELLS!

El grito afónico de la maestra me sacó de mis pensamientos.

-¿Sí, profesora?
-Necesito la respuesta del ejercicio 12.
-No lo tengo hecho.- Admití.
-Entonces le pido que salga de mi clase y me espere afuera.- Dijo seria.
Tuve que esperar afuera y me dió un citatorio para que mi madre viniera dentro de dos días, esta vez sí me van a matar, no van ni dos semanas de que empezó el bimestre y ya empezaba con esto. Bravo, Dania, bravo. Eres muuuy lista.