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Dalia sollozó por ultima vez antes de correr lo más lejos que podia de la horrible escena frente a ella. Su tia, quien practicamente la crió, le alimentó y cuido de ella desde que aprendio sus primeras palabras...
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La pequeña Dalia estaba sentada contra un árbol, terminando de amarrar en un hilo algunas piedras cristalinas. Andrea le había dicho que el cumpleaños de su hermana era al dia siguiente, y ella quería darle algo como agradecimiento por aceptar darles clases de pesca. Además, le caía bastante bien, por lo que, con o sin las clases, ella le daría un regalo.
Carl llego hacia ella y se sentó al frente, viendo silenciosamente como terminaba de amarrar ambos lados de la cuerda, formando una pequeña pulsera. —¿Para quien es? Le preguntó cuando vio que ya había terminado.
—Amy. Su cumpleaños es mañana. Respondió sonriendo mientras se levantaba, siendo imitada por su mejor amigo.
—¿Su cumpleaños es mañana? ¿Por que me entero recien? Se quejaba el de pecas mientras ambos caminaban hacia la caravana, en donde estaba Andrea con Dale hablando.
—Por qué nunca preguntas.
Al llegar frente a ambos adultos, Dalia extendió la pulsera recien echa, siendo recibida por Andrea, quien la inspeccionó con una sonrisa. —Es muy bonita, cariño. ¿Se la darás a Amy? Preguntó, recibiendo un asentimiento tímido de la niña, mientras de reojo veía como su amigo se cruzaba de brazos haciendo un puchero.
—Me preguntaba si...podria dársela usted. La miro, con el rostro ligeramente rosado, causando que los adultos se mirarán entre si. La mujer rubia se agacho frente a la niña, sonriéndole.
—¿Por qué no se la entregas mañana tu misma? Seguro se sentirá muy feliz. Persuadió, logrando que Dalia sonriera y asintiera con la cabeza feliz.
—Lo haré. Mañana se la entregaré a primera hora. Dijo casi eufórica, recibiendo una caricia en su cabeza de parte de la mujer, antes de que se levantara y dejara que los niños se fueran corriendo.
Dale se ganó a su lado y apoyó su mano en el hombro de la chica. —Espero que este mundo no arruine su inocencia... Dijo, a lo que Andrea asintió de acuerdo.
HORAS DESPUÉS
Las risas se escuchaban, charlas de un lado a otro mientras todos estaban reunidos alrededor de la fogata mientras el recipiente con el pescado frito pasaba entre todos los adultos, repartiéndose la comida. Todos hablaban entre si de cualquier cosa, los niños estaban juntos en un lado, hablando sobre que harían mañana y porque sería pescar todo el dia.
Interrumpieron su conversación cuando Morales le habló a Dale sobre todas las voces, haciendo que la mayoría guardara silencio para escucharle. —Tengo que preguntarte. Me está volviendo loco.
