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Dalia sollozó por ultima vez antes de correr lo más lejos que podia de la horrible escena frente a ella. Su tia, quien practicamente la crió, le alimentó y cuido de ella desde que aprendio sus primeras palabras...
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Unas manos apoyadas en su pecho le sacudían ligeramente, haciéndole gruñir por verse interrumpido de su sueño.
Papá.
Dejó escapar algunas palabras, pidiendo que le dejaran en paz mientras su mente se nublaba por el sueño, pero las manos seguían moviendo su cuerpo y la pequeña voz entraba en sus oídos.
Papá.
Soltó un bufido y se dio la vuelta quitando las manos sobre su pecho, haciendo reír a la persona que le intentaba despertar.
Eres un perezoso, ¡Despierta!
Abrió los ojos con pesadez, recibiendo contra sus ojos la luz que denotaba la llegada de un nuevo dia, haciéndole fruncir el ceño. Se volteo , sintiendo su cuerpo tenso, y se encontró con la culpable de su despertar, sentada sobre sus rodillas y viéndole con los ojos brillantes.
—¿Que haces despertandome, enana?
Dalia le sonrió. —Es tarde, creo que ya todos estan levantados. Mencionó, colocando un dedo en su barbilla en una pose pensativa.
El adulto se sentó en la cama, estirando los brazos por sobre su cabeza y haciendo sonar algunos huesos de su espalda, causándole un escalofrío a la menor. —¿Que? ¿Te dan nervios? Se burla Daryl, doblando uno de sus dedos haciéndolo sonar, ganándose una mirada molesta de la infante.
—Si te hacer sonar los dedos se te van a encorvar. Replicó la niña, levantándose del suelo y sacudiendo sus pantalones. Fue hasta su saco de dormir, ordenandolo mientras el adulto se terminaba de enderezar y levantar. Rápidamente, guardaron todo lo que les pertenecía, sus sacos, ropa y provisiones dentro de la carpa, sacaron las cosas fuera, y mientras Dalia llevaba lo que podía a la camioneta, Daryl desarmaba la tienda de acampar.
Pronto, el hombre estuvo cargando las cosas que faltaban, dirigiéndose a su camioneta, con su hija detrás, y terminando de empacar todo, viendo casi con melancolía la motocicleta detrás de esta. La menor tomó la mano del ballestero, abrazando su brazo y colocando su cabeza contra este.
Se quedaron en silencio, apoyados contra la camioneta viendo como todos se comenzaban a reunir donde ellos, saludándose y deseando los buenos días. Lori le tendió una manzana de desayuno a Dalia cuando Shane y Rick llegaron juntos.
Esperaron a que ambos se ganaran frente a todos, Lori volvió con su hijo ayudándole a sentarse contra el capo de su camioneta.
—Escuchen todos. Comenzó hablando Shane, mientras a su lado, su mejor amigo se sacaba su sombrero y miraba a todos sonriendo a modo de saludo. —Aquellos que tengan radios, estaremos en el canal 40.
