𝗳𝗶𝘃𝗲

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Félix fue empujado bruscamente hacia la pared, las manos de Samantha se posaban alrededor del blanco y delicado cuello del mayor, comenzando un beso candente al unir ambas bocas con tanto deseo, el cuál por fin iban a saciar.

La verdad, Félix estaba bastante sorprendido, jamás había visto tal faceta de la menor. ¿Dónde había quedado esa inocente niña?

Félix tomó de la cintura a esta, rozando sin querer su erección en la parte de samy, causándole a ella un gemido ahogado por medio en el beso.

La lengua del mayor entraba con descaro a la boca de la otra, relamiendo sus labios y dejándole pequeña mordidas en el labio inferior, mientras le daba una sonrisa coqueta.

—Y dime ¿No te cansas de atacarme?

—No.

—Deberías.

—¿Porqué? Tu lo pediste, Samy.

—Tienes razón.

—Cómo sea, ahora me toca a mi.

—Qué co-. —Fue volteada, y terminó soltando un gemido por el choque de su espalda contra la pared.

El mayor intentaba deshacerse de la ropa que tenía Samantha ya que les comenzaba a molestar. Pasaba sus manos delicadamente por la cadera hasta el trasero de la menor, amasandolo con fuerza mientras dejaba algunos besos en el cuello.

Lentamente comenzó a desabotonar la camisa blanca del que estaba postrado en la pared, botón por botón. Ya que comenzaba a desesperarse, era una maldita tortura desabotonar la camisa así que Félix decidió romperla como si nada, dejando a Samy expuesta ante él.

Dejaba pequeños chupetones en las clavículas, succionando agresivamente la piel de la otra, la cual estaba comenzando a tener tonos morados y azules por lo antes causado.

Samantha lo empujó levemente hacia atrás, a lo cúal Félix se quedó viendo confundido ¿Acaso no le estaba gustando lo que estaban haciendo? ¿Ya se estaba arrepintiendo?

—¿Qué pasa?

Ella solo se dedicó a darle una sonrisa pícara.

—Nada cariño, simplemente quería molestarte.

Tomó a Félix del cinturón y lo jaló posesivamente hacia el, comenzando a quitarle dicho. Cuando por fin soltó el cinturón, decidió comenzar a atarlo alrededor de las muñecas del mayor, dejando un agarre ajustado.

—¿Qué haces? — preguntó.

—Nada— respondió inocentemente, jalándolo del agarre para acercarlo nuevamente hacia el.

Maldecía a Samy en el momento en el que le había hecho revelarle todas sus debilidades, cada una de ellas.

—¿Porqué no nos dejamos de tantos rodeos y nos dirigimos a la cama?

—Déjame solo probarte bien una vez más. - Respondió juntando sus labios como una de las miles de veces anteriores.

Tomando posesión en la boca contraria con su lengua, qué claramente sabía que hacer como para generarle gemidos ahogados a la menor, el cual justo ahora tenía las mejillas muy rojas.

Samy despegó su espalda de la pared y dirigió a Félix hacia la habitación. Tirandolo a la cama, no sabían ni ella misma de donde había salido esa faceta tan dominante y sexy, pero no pensaba que le fuera a durar por mucho tiempo.

Se subió a él, y con la ropa aún puesta comenzó a montarla. Dando ligeros saltos en el bulto que se formaba en los pantalones de Félix.

—Deja de torturarme— dijo Félix en un gemido entrecortado.

34+35 | riverducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora