Capitulo 1

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Al disponerme a salir del cuarto para ir a mi destino, la escuela, un pequeño detalle momentáneo capto mi atención. En un rincón de mi mente, surgió un recuerdo de un detalle aparentemente trivial. A pesar de ser algo sumamente insignificante, decidí marchar hacia mi mesa de noche para tomarlo. Surgió una duda interna: ¿realmente valía la pena regresar por algo tan aparentemente olvidado como una liga de cabello prestada hace tiempo atrás? La incertidumbre me atacó, cuestionándome si esa persona recordaría aquel préstamo tan simple. La indecisión presente en mi hizo que soltara un suspiro antes de tomar la decisión final.


hace una semana, un jueves, verano en Tokyo, Japón. La clase de Deportes se llevaba a cabo ese mismo día. Estaba sumamente disgustado por la decisión de mis profesores a no cancelar las clases de deportes a pesar de haber un calor infernal. En ese momento no deseaba participar en esa clase. sudar me parece algo asqueroso, llegar a casa sudado y con el cabello mojado me era sumamente horrible. Aún después de todo, no podía negarme, al menos no esta vez. Había estado faltando a muchas clases por lo que decidí quedarme a esa y las siguientes.

Estaba fuera del salón, en la pista de carreras que teníamos atrás de la escuela para entrenar. Junto a mis compañeros tuvimos que correr por toda la pista dando 10 vueltas antes de que el profesor se dignara a darnos un descanso de 10 minutos, dándonos el tiempo "suficiente" para recuperar nuestras energías, Lo cual agradecí ya que moría de calor, sentía las gotas calientes de sudor bajar de mi nuca a mi espalda. Se sentia repugnante, detestaba el sudor... note mi frustración aumentar con solo sentir el calor de aquella bola de fuego brillante tocar mi piel. Tome mi cabello e hice como si me estuviera haciendo una cola, pero al no tener ligas tuve que mantener mi mano sosteniendo mi cabello para poder aguantar más la temperatura. Poco a poco me estaba molestando, estaba sumamente irritado por el calor que sentía... hasta que él se me acercó.

un chico un poco más alto que yo, que en ese momento había notado que me estaba observando desde que inició el descanso. No le había tomado importancia hasta que se acercó a mi. Él se aproximó y me ofreció una de sus ligas de cabello que tenía, lo mire confundido y decidió hablar

—"ten esto, amarra tu cabello para que puedas refrescarte un poco. Últimamente ha estado haciendo mucho calor y créeme que el profesor no quiere un chico desmayado en clase, no será algo muy bueno que digamos, sabes?"—bromeó conmigo. Me dedico una leve sonrisa y me dio unas palmadas en mi espalda, como si fuéramos amigos.

Mientras mis ojos observaban aquella interacción, una mezcla de desconcierto nubló mi vista. Mis cejas se fruncieron de manera involuntaria y una sensación de confusión se apoderó de mi. Trataba de de cifrar lo que estaba sucediendo, pero las piezas no encajaban como quería, dejándome una mirada perdida en mi rostro. Me cuestione si eso era real, era ridículo que me preguntara eso, si.. pero no esperaba algo así.

—"gracias, realmente lo necesitaba. Pero.. ¿qué hay de ti? Tu peinado se va a deshacer, estas seguro que no quieres que te la devuelva?— le pregunté de manera más tranquila. De una u otra forma ese gesto me sorprendió tanto que no tuve el valor de decirle que no quería nada y que me dejara en paz, algo muy común de mi. No pare de verlo esperando una respuesta y mientras hablábamos, observaba con detenimiento sus ojos, los cuales captaron mi atención en ese  pequeño momento de silencio.

—"ah, eso? Meh, da igual, no te preocupes, se ve que la necesitas más que yo. A demás, quien dice que no puedo usar la otra y peinarme con ella? No tengo ningún inconveniente si te la entrego por hoy. Quizás me vi algo entrometido, pero es que te vi ahí sudando mucho y cansado que quise prestarte una de mis ligas.—

Un ligero sonrojo no tardo en hacerse presente, sentía mis mejillas calentarse, quizás era el calor. De todas formas mi cubrebocas tapaba cualquier imperfección.—"oh no, está bien, no me pareces entrometido, solo no esperaba que alguien me ofreciera ayuda"—tome la liga y amarre mi cabello, sin dejar de hablar.

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