capítulo 4

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Asa tenía miedo, no un miedo a algo  que no conocía, ni un miedo de sentirse oprimida, más bien lo que sentía miedo de denji, la capacidad que tubo desde el primer momento para hacer que sus emociones salgan a la luz fue aterradora, también se sentía enojado por qué el la había dejado sola en este lugar. Pero en todas las posibilidades que había de ganar ella tenía un 100% y aún que no eran cero se sentía rara, denji la había dejado sola pero no por qué la odiara si no por qué quería que ella creciera como entrenadora.

Ahora mismo estaba en la entrada del gimnasio, dudando si entrar o no, cada cosa que había aprendido en el pasado para luchar antes de empezar su viaje se había esfumado, sus emociones estaban dando vueltas pero algo le vino a la cabeza y era denji, el confiaba en ella y  no lo quería defraudar. entro al gimnasio, lo bueno era que estaba vacío y eso la relajo por qué así nadie se burlaría de ella.

Al entrar fue detenida por una persona que parecía ser un anciano- buenas tardes, usted viene a pelear contra el líder del gimnasio?- asa solo asintió y el señor le dijo- por favor tome asiento donde quiera, en un rato llegará el líder del gimnasio.

Asa se había sentado en la esquina del cuarto y ahora solo miraba el techo fijamente, sabía que todos los Pokémones del líder en tipo roca, eso le subió algo la confianza pero aún así en el improbable caso que ella perdiera, sabía que denji la seguiría apoyando y eso la relajo por unos segundo,  pero ahora tenía que pensar que iba a hacer en la pelea pero su mente se desviaba del tema y  empezo a recodar cosas estúpidas. Cosas como la primera vez que vio a yoru, cuando se encontro con denji mientras estaban de un tyranitar, el viaje por la cueva maldita. Pero algo paso por su mente.

Flashback

Asa solo tenía un recuerdo marcado en de su infancia, un recuerdo que no pudo olvidar ni afrontar y cada vez que miraba su casa eso la hacía sentir miedo, para ella el tiempo en su casa parecía ser ilógico cada segundo  dentro parecía ser hora y las horas segundos, y todo fue gracias a su padre, el no fue un mal padre, el fue el  mejor padre de todos pero su vida fue corta y en sus últimos días ella lo acompañó hasta el final.

Su vida arrebatada como un dulce aún bebe por culpa de unos entradores del equipo Galaxy, culpa de ella o eso creía. Habían intentado arrebatarle a yoru pero su padre había aparecido justo a tiempo, su padre apesar de no ser un entrenador se defendía bien a pesar de ser un florista, con solo un Lucario fue capaz de detener a cinco Pokemones y derrotarlos pero había sido envenenado por un gengar.

El veneno no fue letal.... al principio. Durante los próximos días se empezaron a ver los efectos negativos, al principio fue una simple tos nada raro, en los próximos días empeoraría se podía ver cómo su piel fue aclarándose gracia al veneno que coagulo su sangre a una velocidad baja mientras paralizaba sus extremidades, en ese tiempo ella estuvo con el y aún que los médicos intentaron sacarla de la habitación ella se negó, no le Importo quien o que le digieran se mantuvo en esa habitación todos los días. Su padre no podía hablar o moverse solo podía mirarla y ella recordaba esa mirada.

No había tristeza, ni frustracion u odio. El se mantuvo tranquilo nunca entró en pánico. Y sabía que el no la dejo de mirar en ningún momento. Cada segundo que ella estuvo con el sus ojos de posaron en su ser, cuando lo trasladaron a su casa devido a que no podían curarlo ella aún se mantuvo con el, aveces no comía, otras veces no dormía, se había mantenido pendiente a su estado. Su madre le intento subir los ánimos pero no funcionó, durante los días siguientes la salud de su padre había empeorado, el había perdido la visión y el tacto pero sus ojos no la habían dejado de seguir y aún que se entraba en la oscuridad podía mantener la mirada en ella o su madre.

Su madre aun que no tan pendiente aún se mantuvo con ellos cada vez que pudo. Ella lo cuidaba a la noche, y cuando el sol se asomaba se tenía que despedir para ir al trabajo. Los últimos días pudo ver cómo su padre intentaba decir algo y jura que casi lloro, pero se mantenía limitado por el maldito veneno.

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