Capitulo 1.

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Habían pasado 4 largos años para unos y para otros los 4 años pasaron como un simple parpadeo. El reino de Kuld seguía igual como siempre salvo que este ya no tenía herederos y el rey Oteba seguía en el cargo a pesar que había muchos candidatos que buscaban su puesto. Lo que nadie sabía es que Oteba tenía un secreto.

...

—Vamos niños date prisa o ya sabes lo que te pasara—dijo una mujer obesa, cabello negro alborotado y de muy mal genio hacia un pequeño niño quien estaba a su custodia—. Si no te das prisa lo único que comerás será los azotes que te voy a dar con mi látigo.

El niño debía limpiar los excrementos de dos sementales: un toro grande y negro y un caballo grande robusto y café con una larga crin negra, los cuales Oteba los alquilaba para cruzarlos con vacas y yeguas fuertes para obtener buenas crías entre ellos venían los vaqueros y los caballeros para que sean castizadas por estos dos sementales.

El niño tardo un buen rato en recoger las heces y comenzó a echar agua para dejar todo limpio para cuando las vacas y yeguas lleguen.

—Te falto ahí—dijo la mujer señalando un espacio el cual estaba limpio.

—Pero está limpio—dijo el niño al ver que lo estaba

—Ya no—dijo tirando algo de tierra—ahora te quedas sin comer.

—No es justo—dijo el niño quien estaba hambriento pero también estaba enojado

—Suerte para mañana—dijo la mujer riéndose y comiéndose la comida del niño

—Por eso anda toda gorda—dijo el niño haciendo que la mujer deje de comer y de reír.

—Que me has dicho niño—dijo sacando su látigo ya que. Al parecer no le gusto lo que le dijo

—Aparte de gorda, también eres sorda—le grito haciendo que este corra ya que de lo contrario lo que se le esperaba.

—Ahora veras—dijo la mujer quien lo persigue y el niño lo único que hace es correr por todo el establo—ya verás cuando te alcance.

...

En otro lado del reino un grupo de guardias de alto rango estaba reunido en una habitación que estaba detrás del jardín del castillo y que solo gente elegida era la única que podía estar ahí

—Ya saben lo que tienen que hacer—dijo Oteba, rey y guardián de Kuld a sus guardias.

—Así lo haremos, majestad—dijo uno de sus guardias de confianza—aquí no se acercara ningún extraño.

El rey al saber que todo estaba listo se adentró en la habitación. Una vez ahí dentro cerró la puerta camino por un camino largo sin ninguna prisa, para llegar a unas escaleras, las cuales, comenzó a subir hasta una habitación en donde había otras escaleras pero estas iban para abajo, el hombre comenzó a cansarse aunque cuando era más joven esto le era más fácil.

—Que difícil se me hace cada semana—dijo al ver que ya no podía como lo hacía antes— (sería bueno conseguir un nuevo sucesor).

Oteba había perdido a su hija y su único nieto se lo dio a una mujer para que le haga la vida miserable, ya que ese niño también era nieto del rey Akenatón (su peor enemigo). Su hija y el hijo de este se habían fugado y empezaron desde cero, sin embargo Oteba enfurecido y humillado ya que su hija debía casarse con el rey del país vecino, sin embargo esta escapo y de no ser por uno de sus caballeros leales nunca habría conocido su paradero. El rey se sentía triste a veces y en otras pensaba que había hecho lo correcto.

El rey continuo su cruzada una vez que había bajado estas escaleras siguió por un camino en donde había una habitación la cual estaba cerrada con una puerta de roble la cual tenía grabado el emblema real de Kuld.

El Reino De Kuld.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora