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CHAPTER TWO
Nueva York, Estados Unidos
Agua así se definiría a Percy Jackson, alguien puro, noble y cristalino, quien nunca oculta lo que piensan, alguien que siempre suele expresar sus emociones quién con solo mirar su rostro sabías que ocurría. Quién al sumergirse en la piscina de natación hacía flotar su cabellera castaña oscura, y se veía tan tranquilo, sentado en el fondo de la piscina.
─Está durando más que la última vez ─comentó Grover al igual que ella con la vista en el chico bajo el agua.
─Es increíble ─susurra, he inevitablemente se formó una sonrisa de aspecto cariñoso en su rostro.
Tanto que incluso se solía notar en su forma de hablar de Perseo, el cariño y apreció, aunque la voz de la chica solia siempre ser en aquél pasivo tono, suave, dulce y tranquila, cada que ella hablaba daba una agradable sensación de paz a quien la escuchará, como un cántico, la adolescencia había cambiado su voz, claro, pués cuando un era niña solía andar chillando y gritando siempre de una forma tan alegre por dónde sea y a quien la vea, aunque ahora con el paso de los años, prefería pasar desapercibida.
Cuando Perseo sitio la presión del agua en su cuerpo al momento de necesitar oxígeno, decidió que era hora de salir, nadando hacía la superficie con una sonrisa, aún con la distorsiones que causaba el agua en sus ojos, veía en la orilla dos perlas verdes brillantes, algo que lo llamó hacía la orilla.
─¡Y está vivo! ─Grover aulló, aplaudiendo y riendo para alentarlo, sentado en un banquillo con sus muletas a su lado ─¡Percy Jackson es una bestia! ¡Eres una bestia! ¡Chocala!
─Lo hiciste muy bien Perseo. ─
Su voz incluso llamo la atención a Percy, quién mirándola cerca de la orilla en la piscina, estaba ella sentada sobre su mochila y extendiéndole una toalla para él, algo que sin dudarlo le revolvió el estómago pero de forma agradable.
─¿Cuanto fue? ─.
─Siete minutos, mucho más que todas la veces ─mencionó felizmente ─Felicidades, es un récord.
─Es increíble, una locura. ¿Cómo lo haces? ─alentó el muchacho moreno, mirando con cierta complicidad a los chicos, era obvia su mutua cercanía.
─Me gusta mucho el agua, tonto como a Yogurín le gustan las plantas ─Percy hablo secando su rostro lleno de gotas más aún con su cabello empapado, aunque por aquél apodo su amiga rodo los ojos ─No pienso en otra cosa.
Al hablar precisamente no estaba mirando aquella piscina de natación, aunque Grover lo notó, alzando ambas las cejas y soltando algún monosílabo para molestar lo.
─Anda cámbiate, Percy, quiero pasar por la floristería de mi papá.
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