capitulo I

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Las campanas empezaban a sonar, ese era un aviso para el pueblo que la reunión empezaba o quizás terminaba.

La joven santa salía de la iglesia, tan joven y hermosa, era la preferida de dios ojos azules como el mar profundo, cabellos rubios que al ser recibidos por el sol brillaban, la santa siempre llevaba su hermosa túnica que se apegaba a su cuerpo marcando su cintura y pecho, y al final de su túnica tenia detalles dorados. 

Sus manos llevaba jazmines que demostraba que había aceptado ser la santa de nuestro pueblo, el cura que iba a tres pasos atrás de ella llevaba su capa pluvial marina al cual representaba el color del mar, al mismo tiempo la bendición y titulo que se ganaban las hijas del todo poderoso, mientras los detalles estaba la luna al cual nos representaba como los hijos del dios de la luna. Los guardianes del sol se enderezaron y levantaron sus espadas lo mas alto que pudieran para que la santa y el cura pasaran sin ser tocados por ellas. 

Quienes estaban presentes empezaron a tirarles granos blancos y al mismo tiempo rosas blancas que significaba la pureza, todos estaban tan felices de verla, felices de que seriamos "Protegidos" por la divina santa que nos había traído la buena suerte, y por mucho que pasaran los años esperamos que venga el supuesto ángel que caería del cielo que será encontrada por la bella santa, si es que ese día lo llegaríamos a presenciar. 

— Gloria por nuestra santa!!! — grito el cura alzando sus manos y los juntaba adelante de el a dirección del cielo, a los segundos soltaron las palomas que aletearon con todas sus fuerzas.  

Mi abuela que era fiel creyente de dios no paraba de llorar al ver lo adulta que se volvió la santa, mire a mi alrededor comprobando si había alguien mas aburrido como yo lo estaba, ni recuerdo como termine aquí, se que estaba en mi oficina trabajando disfrutando del silencio que había en la mañana mientras tomaba mi café.

— Hijita mía ve a besar la mano de la Santa. — ordenó. Espere a que la santa se pudiera mantener quieta en un lugar. — Para traer suerte a nuestra hermosa familia y mas reconocimiento a nuestro apellido. 

No pude evitar mirar a mi abuela, nuestro apellido siempre fue reconocido desde que nos conocieron como uno de los familiares mas cercano al dios de la luna, no solo porque estuviera en aquel momento una santa, tuve que ignorar lo que había dicho. Observe con mas detalle a mi alrededor, la iglesia que una vez fue blanca cubierta de buena energía y de esperanza ahora... Solo yo podía ver esa iglesia con un Gris opaco y cuando ingresas solo sientes como los pequeños pelitos de tu piel se erizan, solo yo puedo sentir que alguien te asfixia. Cambiando de tema, la alfombra empezaba desde la entrada de la Santa iglesia Asten y pasaba de la calle hasta la gran plaza. 

El día de hoy estaba presente grandes familias, algunos  familiares eran de rangos altos. Muchos de ellos se encontraban sentados observando todos los festejos. Muchas jóvenes estaban vestidas de un azul marino como el cura, mucha felicidad como para que sea interrumpida por algún conflicto, seguimos a la santa y al cura hasta que llegaron a uno de los asientos dorados que estaban al lado de la estatua. La santa se sentó al lado del ángel y el cura al lado de La santa Marissa.  

- Muchos de hoy vinieron para conmemorar mi título que ahora es oficialmente a nivel mundial. - Dijo la santa sonriendo. - Estoy muy feliz que todos se reúnan, tenemos una de las más grandes familias aquí, con honor los nombrare. - Acomodo su velo y miraba a la familia Le Davila, note como sus ojos azules brillaron al ver a uno de los integrantes . - Una de las principales está La familia Le Davila quienes representan a los Dragones con su gran fuerza y gracias a la protección que nos da podemos estar tranquilo que nos brindará con sus grandes alas! 

Se volvió larga la presentación de la familia Le Davila, una vez que termino empezó por nuestra familia, deje de escucharla una vez que vi uno de mis arboles favoritos un poco alejados de la ceremonia. Me aleje de todos, necesitaba sentarme y quedarme en un lugar tranquilo, pensar en que haría después de llegar a casa, a los segundos apareció Miriam, una niña de cabellos negros con una sonrisa tan hermosa como sus ojos oscuros que me recordaba a la piedra preciosa del ónix hermano divino de luna.

A los ojos del angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora