Capítulo 3

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Kenma – 22 años.

Una vez más, Kenma se encontraba observando por su ventana. La misma desde que tenía memoria. Decir que muchas cosas habían cambiado era quedarse sin palabras.

Desde el punto de vista del príncipe menor, el reino se había vuelto oscuro, algo siniestro, como si una nube gris se hubiese posado sobre sus dimensiones y se quedó ahí, por años.

Kenma ya ni preguntaba si algo estaba sucediendo, porque cada uno de sus parientes negaban rotundamente a hablar de aquello. Ya ni se molestaba por sus actitudes, de que sus hermanos se alejaron de él, de que su padre poco lo veía y que su madre, la mujer mas hermosa que existe para él, ahora cargaba dos grandes bolsas debajo de sus ojos la mayor parte del tiempo.

Sí, muchas cosas habían cambiado, y Kenma se levantaba cada mañana con menos ganas de querer moverse de su cama. Su vida se volvió tan monótona que le disgustaba grandemente.

Pensaba que podía hacer algo al respecto, pero sencillamente no podía, todo le fue prohibido, especialmente dibujar, su madre, al día siguiente de cumplir sus 15 años, le pidió, entre lagrimas que no volviera a dibujar, nunca más.

Kenma jamás entendió porque pasó aquello, pero solo cerro sus labios, y asintió. Lo que mas le gustaba dejo de hacerlo, y solo le quedaban los libros de su biblioteca, que, ya había leído cada una de aquellas páginas.

Ahora solo le quedaba releerlos, ver por su ventanal, probablemente comer solo la mayor parte del tiempo, caminar hasta ciertas horas afuera del jardín y luego volver a su habitación.

Aburrido.

Todo en su vida se volvió aburrido y solitario.

Kenma, suspiraba por horas en su habitación, pensando en que podía hacer, a veces intentaba ayudar a sus criadas con cualquier tarea, pero ellas no lo dejaban, decían que un príncipe no podía hacer eso.

Y es cuando se cuestionaba ¿Qué se supone que debía hacer él, siendo un príncipe?

Alejándose de la ventana, decidió bajar a desayunar. Sentándose en la mesa, observo que Atsumu estaba acabando su comida.

—Podías haberme dicho y bajaba mas temprano acompañarte. — Le dijo Kenma, sentándose enfrente de él.

Su hermano no le respondió, solo lo observó, serio, muy serio y con algo de preocupación plasmada en su rostro.

—¿Qué sucede? — Preguntó Kenma, extrañado que su hermano mayor le mirase de aquella forma.

—¿Cómo te hiciste eso en el cabello?

—¿Qué dices? — Kenma paso su mano por su cabello y observo que sus hebras estaban amarillentas. Una mirada de sorpresa le respondió a Atsumu que su hermano no tenía ni idea de cómo pasó aquello.

—No entiendo como esto pasó. — Declaró, pensando como algo así podía pasar.

—¡Mamá!

Kenma miró seriamente a Atsumu, ¿Por qué llamar a su madre? Tampoco es que fuera algo grave, o eso quería creer.

—¿Qué sucede Atsumu? — Se oyó la mujer que les dio la vida bajando las escaleras de aquel castillo.

—No grites de esa forma, tu padre estaba...— El silencio se hizo presente cuando su madre posó los ojos sobre sus hijos, especialmente de Kenma.

—¿Kenma? — El príncipe solo observo a su madre, detallo sus movimientos, sus pasos, la forma cautelosa con la que se acercaba, el pequeño temblor en sus manos y su mirada de miedo reflejada sobre su rostro.

El cuidador del príncipe // KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora