Las ansias que sentía por ver a Kuroo se habían calmado en el momento en que vi su mirada seria.
No hacía falta preguntar para saber que él estaba molesto, pero aun así lo hice.
—¿Sucede algo?, te ves molesto.
Me miro de reojo para volver a observar por la ventana.
—¿Puedes caminar hasta aquí? — No me esperaba esa pregunta, pero asentí incluso sabiendo que no me veía.
Me acerque a su lado a pesar de sentir que mi cabeza daba algo de vueltas todavía. Lo mire al llegar junto a su cuerpo y él hizo lo mismo, nuestras miradas conectaron como siempre, sintiendo un pequeño dolor en el pecho que solo sentía cuando Kuroo estaba cerca.
—Estás borracho.
—No lo estoy. — Claro que era mentira, porque solo quería reírme en ese momento, pero me aguante.
—No me mientas, Kenma. Es fácil notarlo.
Fruncí el ceño. —¿Y que, si lo estoy, serás como mi madre y me golpearas?
Supe que no debí decir eso cuando su mirada paso a verse más oscura, cosa cual no pensé que fuese posible.
—¿Te golpeó otra vez?
Aparte la mirada y asentí.
—¿Por qué hizo eso?
—Porque llegue borracho y de noche.
—incluso si está molesta no es correcto que te golpeara.
Lo miré y vi que su cara se había relajado un poco.
—Tú también estas molesto.
—Por otras razones.
—¿Me las dirás? — Esta vez no respondió, solo se acercó a mí y estampo su boca junto con la mía. No dude en recibirlo, porque por más que me gustaría negarlo, estuve esperando por verlo desde el segundo en que se fue.
Ambos continuamos el beso, sintiendo el sabor del otro, jugueteando y suspirando antes de volver a besarnos. Pase mis brazos alrededor de su cuello y él me sujetó de la cintura, acercándome todavía más. Decir que aquello no me causaba nada, era una total mentira.
Kuroo, bajo de mis caderas hasta mis nalgas y sin pensarlo, salte encima de él, me sujeto y enrolle mis piernas sobre su cintura, caminó un poco y me dejo sobre la cama, aun conmigo de bajo. Dejó de besarme en los labios y se dirigió a mi cuello, donde lamió y mordió, al sentir como me succionaba la sangre no pude evitar que aquel ruido extraño saliese de mi garganta.
Me tapé la boca al segundo, apenado, pero Kuroo se alejó de mi cuello, observándome con una sonrisa burlona.
—No tienes por qué evitarlo, significa que lo estas disfrutando. — Una sonrisa apareció en sus labios llenos de sangre, de mi sangre. Decir que aquello no lo hacía ver lindo seria mentir, porque se veía tan pero tan lindo e incluso pensaría que esa no es la palabra correcta.
Sin pensarlo, lo jale para que me volviera a besar, tal vez era por el alcohol de mi sistema, pero estaba sintiendo este beso tan delicioso, el sabor metálico de mi propia sangre hizo que quisiera seguir sintiendo todo de Kuroo.
Me estaba volviendo loco, no había dudas en ello.
Nuestro beso continuo, pero se detuvo al segundo cuando oímos tocar la puerta.
—Su alteza, soy yo. — Era Tobio, supongo que viene a ver como sigo.
—Escóndete, veré que quiere.
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El cuidador del príncipe // Kuroken
FanficUn reino donde la belleza resplandecía al amanecer, donde vivía una familia real que con solo verla daba envidia. Unos príncipes que eran el deseo de cualquiera del reino y fuera de él también. Reino donde se oían pasos, susurros al caer la noche y...