Hijo de la Diosa.

122 14 4
                                    

Al principio Taehyung dudó, pensó en que era una mentira e incluso se mantuvo reacio. Estaba seguro de podía tratarse de una trampa, pero al mismo tiempo no quería rechazarlo.

Jungkook le aseguró que estaba limpio, además iban a cuidarse, así que no había problema.

Y Taehyung le creyó porque estaba tan rendido ante él. Ante todo lo que su presencia significaba, por eso lo hizo. Disfrutó de cada parte de su piel que le permitió tocar, era como estar rodeado de los petalos de la flor más hermosa que pudiera existir.

Él tenía un rostro angelical, pero cada curva y espacio de su cuerpo era increíblemente sensual como si algún dios lo hubiese esculpido y hubiera olvidado darle belleza a los otros seres humanos, porque toda se la entregó a ese ser tan divino que tenía ahora saltando sobre su erección.

Desde que lo vio notó ese toque de picardía, se veía tan seguro, como si supiera su valor y quizá era esa la razón por la que las personas del lugar se quedaban embelesados ante Jungkook.

Taehyung pensó en todo ello mientras acariciaba sus piernas, estas estaban ejercitadas. La musculatura era obvia, pero eso no le molestaba.

Amaba poder pasear sus dedos sobre su piel, amaba poder respirar el aire cerca de él, amaba verlo como el digno hijo de Afrodita.

—Déjame besarte. —Era algo que Taehyung deseaba desde la primera vez que compartieron un trago, deseaba tener esa boquita cerca de la suya. Fantaseaba con ese momento.

—¿Y qué harías para ganártelo? —Algo que Jungkook disfrutaba era ver como las personas podían ser completamente manipulables ante él, todas las personas que lo habían conocido siempre se rendían ante su belleza. Le prometían el mundo, cualquier cosa que pudieran darle, ellos le decían que no habría precio que no pagarían por un beso.

Estaban tan cegados, al igual que Taehyung.

—Te regalaría un altar para que todas las personas que no te conocen, te veneren tanto como yo lo hago justo ahora. Diría que odio que estés rondando mi cabeza, pero no lo hago. Disfruto que estés ahí, para que yo nunca pueda olvidar cada momento que vivo a tu lado. 

—Buen intento, pero no es suficiente. —Taehyung soltó un leve suspiro de tristeza. —No te sientas mal, aún puedo darte un regalo. —Como Taehyung aún no comprendía, Jungkook trató de dejárselo más claro. —Pues venirte pensando que soy tuyo, que te pertenezco. Puedes acabar pensando que eres mi dueño y hacerme sentir que nunca te olvidaré.

Y parece que lo había entendido, porque Taehyung sujetó sus caderas con más fuerza que hace un momento hasta hacerlo suplicar por él, hasta ver esas mejillas rojas, hasta escuchar su voz desgastada de tanto pronunciar su nombre entre gemidos, hasta que él también acabara sobre la cama, hasta que le pidiera más incluso cuando se supone que ya habían acabado, hasta poder saciarlo y así lograr que no hubiera otra persona que ocupara su lugar.

Jungkook tuvo razón, porque Taehyung había caído de forma irremediable ante él. Ahora Taehyung lo necesitaba para sobrevivir.

[...]

La mañana siguiente despertó al lado de Jungkook, ambos se habían quedado dormidos y sin ropa. Taehyung no quería molestar a Jungkook, ya que ayer se durmieron tarde y además tampoco sabía a qué hora se levantaba.

—Oh, ¿Taehyung qué haces aquí? —La voz de Jungkook dejaba en evidencia que aún estaba algo adormilado.

—Me quedé dormido.

—Claro, ya me imaginaba algo así. —Era obvio que no esperaba encontrarse a Taehyung a su lado, no le gustaba que alguien hiciera eso sin su permiso. —¿Qué pasa? —Estaba a nada de levantarse, pero Taehyung le tomó la muñeca.

—Es que quiero decirte algo.

—¿Tiene que ser ahora? —Taehyung se hizo el desentendido. —No me gusta que me vean así de desarreglado, pero ya regreso.

Era de mal gusto, o al menos eso creía Jungkook porque siempre había sido así. Apenas se levantaba temprano por la mañana, se daba un baño, se lavaba los dientes y finalmente se arreglaba como todos los días.

Después de casi una hora, Jungkook por fin había salido y aunque Taehyung también se había esmerado en verse bien, Jungkook se veía mucho más bonito que él. 

Habla, solo díselo.

A Taehyung le daba miedo que Jungkook no aceptara, tal vez aún no confiaba en él pero debía intentarlo.

El quería y tenía que hacerlo.

—Ayer fue increíble. —¿Por qué estaba actuando como un niño? Ni siquiera era la primera vez que estaba con alguien.
—Por eso quería pedirte que salieras conmigo, como en una cita en un lugar diferente a este, ¿qué dices?

Que diga que sí, que diga que sí.

—Oh, Taehyung. —Él estaba absolutamente incómodo. —Yo tengo novio.

Un ángel viviendo en la calle infierno. ★ Taekook ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora