Pesadillas

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Me incorporo de la cama de un salto, jadeando, sudando, temblando. ¿Dónde estoy? ¿Qué demonios está pasando? El miedo no hace mucho que se ha apoderado de mi corazón. Respiro agitadamente, de tal forma que siento que mis pulmones van a estallar en cualquier momento. Temblorosa y con las lágrimas a punto de escapar de mis labios, volteo la mirada hacia el lado derecho lentamente, muy lentamente... No tardo en ver a un chico dormido de espaldas encima de la cama, con un brazo sobre su cabeza y otro estirado. Le reconozco en segundos, pero el susto todavía se mantiene, el miedo se mantiene. Ha sido tan horrible... pero al menos ahora poco a poco me estoy recuperando, ya que me estoy dando cuenta de que eso no ha sido nada más que una pesadilla, afortunadamente. Sólo ha sido una pesadilla, sólo una pesadilla... nada más... Esas palabras se repiten una y otra vez en mi mente, mientras mi corazón sigue acelerado. Todavía recuerdo aquella cara de odio mirarme completamente, recuerdo aquellos individuos que me rodearon y me mantuvieron presa... Cuando intentaban ayudarme y al final no había posibilidades... Cómo las lágrimas caían por mis mejillas. No... no...

Me acerco al chico que está al lado de mi cama, mi pareja, para ver si está despierto, pero está completamente dormido... Me tumbo más cerca de él, pasando mis brazos su alrededor, con un intento de que se despierte, de modo inútil. Sólo necesito que me consuele, aunque sólo sean con un par de palmadas pero es inútil despertarle...
Me doy cuenta de que ahora estoy sola contra una enorme depresión que seguramente será difícil superar sola. Jodidas pesadillas... Las odio, no me gustan... A veces me hacen preguntarme a mí misma si son capaces de hacerse realidad.

Esa idea invade mi mente y, para mi desgracia, consigue ponerme más nerviosa. El puso se acelera de nuevo de modo despesurado. Me separo del chico, temblando. Todavía puedo sentir los espasmos que tuve mientras estaba soñando... Me hago a un lado de la cama de matrimonio, acurrucándome entre las sábanas. Cada día me harto más de esto, de tener miedo a dormir, de tener miedo a la realidad y, sobretodo, a la soledad a la que he estado sometida durante gran parte de mi vida... No... Durante TODA mi vida...

Ahora lo único en lo que puedo pensar es "no quiero dormir, no quiero dormir, no quiero dormir..." Y esas palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza. No quiero volver a ver ese rostro terrible clavándome una mirada tan amenazante que sólo mata con la mirada, que hace un daño terrible, que destroza y hace perder toda esperanza en cuestión de segundos. Pero no puedo evitarlo, no puedo evitar recordar la pesadilla a la que acabo de ser expuesta, no puedo olvidar aquella profunda oscuridad en aquel lugar sin ventanas, sin muebles, sin nada más que una puerta de hierro... Cómo mis muñecas y tobillos de encontraban atados con cadenas y cuerdas, de tal modo que escocía terriblemente cada vez que movía mi cuerpo unos milímetros. No había escape, no había nadie... Estaba sola en aquel lugar, completamente sola... Abandonada a mi suerte....

¿A caso esto acabará algún día?

Me acurruco más hacia las sábanas, temblorosa y dejo que las lágrimas de mis ojos mojen la almohada, mientras el chico que tengo a mis espaldas continúa durmiendo plácidamente, aquel chico al que llamo "mi novio".

Inseguridad EternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora