Niñez Desgarrada

30 3 1
                                    

Normalmente la gente empieza una historia con un 'Había una vez',
pero este no era mi caso.
Mi historia no empieza con un color rosa y ahí estaba de nuevo,
hundiéndome en estos pensamientos estúpidos.

Siempre me llamó la atención la escritura,
pero siempre que empezaba una historia,
no tenía un inicio bueno ni un final bonito.
Lo único que corría por mi cabeza eran mis ideas deprimentes
y mis pensamientos inútiles.

Solo recordaba ese día, a ese chico del cual me perdí en esa mirada.
Era un azul tan bonito como ver una noche brillante,
donde todas las estrellas iluminaban ese cielo.
Sus ojos eran hipnotizantes;
cada vez que lo veía, solo podía mirar esos ojos azules brillantes.

Mientras más pensaba en ese chico,
era como ahogarme a mí mismo.
Solo recordaba su mirada tan dulce y gentil.
En eso, un ruido me sacó de estos pensamientos.
Era mi hermano mayor, Shigeo, un chico muy opuesto a mí.

Shigeo era muy gentil y cálido con la gente;
siempre se le veía sonriendo.
En cambio, yo era opuesto.
Nunca se me veía sonreír,
y se me conocía por ser un chico solitario y muy serio.

La gente de mi ciudad solo sabía murmurar sobre mí,
por eso detestaba a todo el mundo, incluyendo a mi hermano.
Era un empresario muy conocido y, como este tenía plata
y es joven y apuesto, todas las mujeres babeaban por él.
Pero mi hermano nunca tuvo un interés amoroso por estas,
por lo menos tenía cabeza para no ser un idiota total.

En eso, vi a mi hermano parado en la puerta de mi habitación.
En eso, me empezó a hablar, pero me desconecté totalmente
y me volví a hundir en mis pensamientos.
Pero en este caso, no eran sobre el chico;
eran sobre mi infancia.

Mi madre murió cuando tenía 4 años.
Para mi papá, no fue fácil superarlo,
y por culpa de ese odio así mismo fue que cambió por completo.
Se había vuelto un hombre arrogante y agresivo.
Recuerdo los gritos de mi hermano en las noches.

Mi padre odiaba ver esa sonrisa en el rostro de mi hermano.
Entonces, cuando este empezaba a sonreír,
mi padre se lo llevaba a un cobertizo que teníamos en el patio.
Este hombre amarraba a mi hermano de pies a cabeza
y, con un látigo que tenía, empezaba a golpearlo seguidamente,
haciendo que las heridas de este se volvieran más profundas.

Cuando mi padre terminaba, dejaba a mi hermano sangrando.
Mi hermano siempre volvía a nuestro cuarto herido.
Nunca me atreví a preguntarle qué le pasaba
hasta que una noche mi curiosidad me ganó.

A través de la pequeña ventana del cobertizo, lo vi todo.
En ese momento, solo sentí un vacío en mi alma.
Esa noche, mi hermano me miró directamente a los ojos.
Pude ver su dolor.

Nunca entendí cómo podía seguir sonriendo
después de lo que le hacía ese hombre.
Cuando cumplí 9 años, me era totalmente incomodo sonreír.
Quería hacerlo, pero no podía. Sentía un dolor inmenso. Creo que ver esa sonrisa me traumo de por vida.

Papá me prohibía salir a jugar con otros niños
porque decía que solo perdería mi tiempo en estupideces.
En ese tiempo, ya mi hermano estudiaba,
entonces solo lo veía en las noches, pero llegaba cansado.

Un día, papá salió, así que salí a un bosque que quedaba cerca de casa.
Caminé lo más lejos que pude y encontré a un niño.
Era un año menor que yo. Este me vio y me saludó de una manera sonriente,
pero cuando volteó a ver a otro lado, su mirada se veía vacía,
como si le pasara algo malo.

No era muy bueno llevándome con las personas,
pero este caso era un tanto diferente.
Me senté al lado de él y le pregunté su nombre.
Me respondió con una sonrisa. Mi nombre es Taro, ¿y tú?

Me quedé en shock cuando escuché esa voz.
Era una voz muy tranquila y suave,
y su pelo oscuro se veía tan suave, y esos ojos azules como la noche
se iluminaron cuando se volteó a mirarme.
Me senté a su lado y traté de sonar amable, pero no me salía.

-Mi nombre es Haruma, cuéntame Taro, ¿por qué estás solo en este bosque?'

Taro se quedó en silencio un buen rato hasta que habló.

-Quería escapar de casa.

-¿Por qué? decidí preguntarle.

Un niño solo en un bosque era raro, aunque yo no podía hablar mucho;
yo también estaba solo en aquel bosque.

-Mi... Mi padre abusa de mí,
y mi mama no me cree. Me escapé.
No quiero estar más en ese horrible lugar, pero no tengo adónde ir.
Pero no quiero volver a ese lugar.-

Sentí como un escalofrío recorría mi cuerpo completo.
Taro no quería soltar sus lágrimas, pero se le veía que tenía ganas de hacerlo.
No sabía qué hacer en estos casos. Solo seguí lo que sentí y abracé a Taro.

Este empezó a soltar lágrimas. Yo trataba de calmarlo.
Pasamos unos 10 minutos abrazados.
En ese tiempo, se me ocurrió una idea un tanto idiota.

-Taro.

-Si?

-Y si te vienes a quedar en mi casa.

Ni siquiera pensé en lo que mi padre me fuera a decir o hacer.

Solo pensé en Taro.

-¿Enserio?

 me dijo con una cara tan feliz
que hasta sus ojitos bellos tomaron un color más brillante.

-Enserio.

-¿De verdad? Muchas gracias Eres un chico muy amable.
¡Gracias enserio!

Taro me abrazó lo más fuerte que pudo
y me dio un beso en la mejilla de agradecimiento.
En ese momento, sentí que todo mi mundo tomaba otro color.
Me puse rojo como tomate y, a partir de ahí, toda mi vida tomó otro giro inesperado. Desde ahí volví de "Mis recuerdos, y mi hermano seguía hablándome. A decir verdad, no le tomé importancia a lo que mi hermano decía y decidí mejor dormirme. Este ni cuenta se dio.

FIN DEL PRIMER CAPÍTULO :3

Curiosidades que no salieron en el capítulo:

Haruma tiene 17 años en la actualidad, y su hermano tiene 25.

Cuando sufría abuso, Haruma tenía 8 años.

Haruma tiene el pelo castaño claro y ojos verde, y era más blanco que el papel por genética de la mamá. En cambio, Shigeo tenía el cabello negro y ojos cafés, igual que su padre.

Taro tenía el pelo un negro azulado y sus ojos eran azul oscuro como la noche.

Un Amor DescordinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora