Una ya ni puede descansar.

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Odia con todas sus fuerzas a esos dos profesores, eran los Alfas más antipáticos y sin corazón que haya conocido.

Florentino Pérez, profesor de ingeniería y política, decano de su universidad, el ser sin corazón que le dio muchos problemas para poder matricularse, y que para colmo, por culpa suya perdió muchas clases y esta super atrasado.

Joan Laporta, abogado y profesor de leyes y quien al parecer le tenía cierto rencor, porque lo tenía con mil trabajos y siempre le llama la atención.

—Malditos... Ojalá les caiga un puñetero rayo.—Susurro con rabia, ¿la razón? El profesor Laporta lo había citado en la oficina del decano, Florentino.

A saber que mierda pasa ahora.

Una vez ahí, respiro profundamente y abrió la puerta, pudo ver a los dos Alfas sentados, uno al frente del otro

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Una vez ahí, respiro profundamente y abrió la puerta, pudo ver a los dos Alfas sentados, uno al frente del otro.

Ambos con los rostros serios, podía percibir el aroma a enojo y temor en el aire. Eso le pareció sumamente extraño ¿Por qué estarían temeros?

—Pablo, pasa tenemos que hablar algo de suma importancia.—Fue Joan quien rompía el silencio atronador de la oficina.

Florentino seguía callado, parecía perdido en sus pensamientos, era extraño.

—¿Hice algo malo?—Sabe que no lo ha hecho, pero es mejor abordar el tema de forma pacífica y obediente, no se dejaría dominar, pero tampoco es estúpido. Ambos Alfas se ven preocupados, entonces es algo serio.

—Nosotros estuvimos hablando y...—Era la primera vez que veía al Alfa mayor actuar así, con la voz temblorosa y jugando con los dedos de forma nerviosa.

—¿Es algo con mis documentos? Usted dijo que ya todo estaba en orden, que podría empezar las clases ya.

—Sí, sí, eso está en orden, no es el tema que queremos hablar conti..—

—Eres nuestro omega.—La voz de Florentino interrumpió la explicación de Joan, y dejó a Gavi anonadado.

¿Su omega?

—Florentino te dije que no podíamos decirle así, Pablo lo siento, lo que pasa es que...—

—Deja de darle tantas vueltas, Pablo eres nuestro destino. ¿Quieres saber las razones por las que te dimos tantos problemas para que no entraras a esta Universidad?

—Florentino, no es...—

—No te queríamos cerca.

—¡Que cierres la boca!

Joan se levantó enojado de su lugar, Gavi trataba de procesar la información ¿Eran destinados? ¿Los tres?

Joan iba a hablar, pero Gavi se levantó de su lugar, no podía seguir ahí, se sentía sofocado.

—Y-Yo... Mañana traeré mi baja, y-yo lamento...

Ni siquiera pudo terminar de hablar, las ganas que tenia de llorar eran enormes, salio disparado de la oficina, no podía seguir ahí.

¿Era por eso el trato que recibía de ellos? Pudo escuchar la voz de Joan pidiendo que se quedara, pero no podía, su omega estaba herido.

Tanto años soñando con conocer a su destinado, imaginando como seria ese momento especial...

Faltaba poco para llegar al primer piso de la universidad, no le importó volver al aula por sus cosas, le mandaría un mensaje a Pedri o Robert.

Iba a bajar las escaleras, pero un fuerte agarre en su brazo lo detuvo, fue jalado al interior de una de las aulas vacías.

Cuando volteó a ver quien era la persona, se llevó la sorpresa de encontrarse con Florentino.

—¿Siempre eres tan impulsivo? No me dejaste terminar de hablar.

Gavi no sabía que decir, ¿siquiera había algo más que debía escuchar?

—No te queríamos cerca, no queríamos enamorarnos sabiendo que muy probablemente ibas a elegir a alguien de tu edad, miranos Pablo.

Joan iba entrando al lugar, parecía aliviado de verlos.

—No queríamos tener que sufrir un rechazo, pero tú seguías insistiendo, seguías consiguiendo cada papel, documento o cualquier cosa que nosotros usáramos para impedir que estuvieras aquí.

—Teníamos miedo Gavi.—Esta vez fue Joan quien habló.

—¿Por qué no dijeron nada?—Agradece que su voz no temblará.

Florentino soltó su brazo, eso le dejo una sensación fea, no quería que se alejara.

—¿Para qué? ¿A caso nos hubieras aceptado?

—Sí.

No dudó, ni siquiera parpadeando su respuesta fue tan sincera que hasta Florentino se mostró sorprendido.

—Toda mi vida he esperado para conocer a mi destinado...

—Somos mayores Gavi.

—¿Y qué? No me importa, yo... Yo quiero intentarlo.

Ambos Alfas se miraron, sabían que ellos también querían lo mismo.

—Lo haremos, haremos que funcione.


Ni siquiera digan nada.

Ni siquiera digan nada

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