11 | Yoongi

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Lo primero que llama la atención de Yoongi cuando entra al restaurante, brazo en brazo con Seokjin, es la decoración. Siente casi como que ha pasado una barrera invisible, de las calles iluminadas y el neón de la capital, a un rincón oculto salido de un cuento de hadas, una mansión secreta lejos de la ciudad.

Los corredores están iluminados con cientos de luces. Yoongi siempre se ha preguntado por qué se les llama "luces de navidad" cuando a él le parecen más bien semejantes a estrellas artificiales.

Cuando el mozo los guía hasta su mesa, ubicada en el patio exterior, Yoongi aprecia el tallado de madera del gazebo y su techo de flores. Sus nombres en una elegante tarjeta en la mesa, una botella de champagne de cortesía.

Seokjin le había explicado que el restaurante era normalmente tan exclusivo que podía tomar meses conseguir una reservación, pero un amigo le había hecho el favor. Yoongi no se imagina qué tipo de personas frecuenta él para poder conseguir una reservación en un restaurante que está ubicado en lo que él llamaría "zona de gente rica", y más considerando que le consiguieron una mesa en uno de los pocos gazebos que hay dispersos por el enorme jardín.

Parece el tipo de lugar donde las personas se casan, piensa Yoongi, y siente su rostro acalorarse de inmediato.

Intentando alejar su mente de territorio peligroso, Yoongi deja ir el aire, observando a Seokjin platicar con el mozo, quien le está ofreciendo las opciones de entrada. Yoongi asiente a su sugerencia de algo que no se animaría a pronunciar y suena vagamente francés, pero en realidad está más concentrado en las mariposas en su estómago.

Intenta no pensar en lo cohibido que se siente con solo una camisa y pantalones negros, en lo extraño que se siente al vestirse tan formal. Yoongi es delgado y más bien paliducho, eso es de conocimiento público, pero se pregunta si la camisa podría dejar apreciar algunos de sus tatuajes bajo esta luz.

Yoongi nunca se ha arrepentido de la tinta que adorna su piel. A pesar de ser artista de tatuaje, no está totalmente cubierto de ellos y por lo general todos menos los de sus bíceps y su muñeca quedan ocultos con la ropa que viste con normalidad.

Y no es vergüenza lo que siente ahora, necesariamente, sino una inesperada fascinación al saber que Seokjin piensa que él vale lo suficiente como para traerlo a un lugar así, y tener la seguridad de que nadie hará ningún comentario sobre su apariencia.

Deben ser una vista interesante, piensa. Seokjin y él.

El mayor luce etéreo vestido en tonos pastel, como si hubiese tomado un pedazo del cielo y confeccionado su camisa con él. Mientras Yoongi viste negro de pies a cabeza, y han pasado años desde que su cabello ha sido otro color aparte de su azabache natural.

El cabello de Seokjin es rosa, ahora. Yoongi se le había quedado mirando cuando fue a buscarlo a la salida del trabajo. Con el cabello castaño, simple, es encantador. Hay algo con el tono que lleva ahora que apenas puede soportar mirarlo sin querer besarlo hasta el cansancio.

Contrólate, contrólate.

Cuando el mozo deja sus platillos de entrada y finalmente están solos de nuevo, Seokjin bebe un sorbo de su champagne y le sonríe con tanto cariño que no puede evitar cambiar el tema de conversación casual que habían estado manteniendo los últimos minutos.

—Yo también—suelta, sin siquiera sentirse avergonzado.

Seokjin lo observa, algo confundido. La ligera inclinación de su cabeza y la media sonrisa entretenida lo hacen lucir adorable.

—¿Tú también qué, Yoongi?

Yoongi toma aire. —Yo también te quiero, mucho. Ayer me dijiste que me querías en la llamada y no dejo de pensar en eso. Me alegra estar aquí contigo, ahora. Me alegra estar contigo siempre. Solo... me alegras.

Por primera vez desde que salen juntos, Seokjin parece quedarse sin palabras. El mismo chico que siempre tiene algo ingenioso para decir y puede hacerlo reír y sonrojarse con solo un gesto.

Yoongi siente su pecho expandirse en los segundos que siguen al silencio. Las orejas de Seokjin se enrojecen un poco, pero su mirada permanece fija en él, como si hubiera tomado una desición.

De un momento para otro, Seokjin se levanta de la mesa, da unos paso hasta estar parado frente a Yoongi y se inclina, tomando su barbilla entre sus dedos índice y pulgar. Seokjin lo besa, breve, firme y lleno de sentimiento. Una promesa.

Cuando Seokjin se separa de él, parpadea lentamente, como saliendo de un trance. Como si levantarse solo para besar a Yoongi hubiera sido una reacción inconsciente, tan natural como respirar.

—No me gustaría nada más que llevarte a un lugar donde pueda darte el beso que realmente quiero darte, pero soy un caballero, y no me perdonaría si no disfrutas de este lugar—dice Seokjin, riendo un poco cuando Yoongi suelta un pequeño quejido e intenta besarlo de nuevo. El mayor le regala un beso más antes de regresar a su lugar.

—Está bien—suspira Yoongi.

Probablemente le diría que sí a cualquier cosa en ese momento, y lo único que Seokjin debe hacer es seguir mirándolo de esa manera.

Yoongi no teme por las consecuencias de lo que pueda pasar. La línea invisible que le impedía poner lo último de su corazón en las manos del mayor ha desaparecido.

Quizás la noche transcurre con demasiada calma, la conversación fluye como siempre pero hay algo distinto en el aire entre ellos cuando se levantan, pagan la cuenta y se dirigen al estacionamiento.

Yoongi se da cuenta de lo que es cuando Seokjin no espera a que estén en el auto para rodear su cintura con los brazos y besarlo como si su vida dependiese en ello. Lo empuja hasta que su espalda está apoyada contra la ventana del acompañante, y Yoongi siente como cada parte de su ser regresa a la vida, ansiando perderse en la sensación de tener a Seokjin así.

Pasan dos o tres eternidades , y Seokjin se separa un poco de él para depositar un camino ardiente de besos desde su mejilla hasta su cuello.

Cuando los primeros botones de su camisa están abiertos, Seokjin se detiene, respirando con dificultad. Yoongi está tan perdido en el momento que le toma unos segundos regresar a la realidad y abrir los ojos.

La mirada de Seokjin está fija en la piel expuesta de su cuello y clavícula.

—Nunca me mostraste tus tatuajes—dice él, voz imposiblemente suave—Me encantaría ver tus tatuajes, Yoongi... ¿me dejarías?

Yoongi asiente rápido, entierra una mano en el cabello de Seokjin de nuevo, y lo arrastra a otro beso.

~*~

SORPRESA.

Me ausenté un tiempo lidiando con /gestures broadly/ pero he regresao.

Ignoren la hora a la que estoy subiendo esto pero POR FAVOR APRECIEMOS EL BELLÍSIMO ARTE DE LA PODEROSÍSIMA MONNWI EN LA PORTADA. Ponerle texto encima fue un crimen pero !!! LOOK AT IT.

Monnwi no suele tomar muchas comisiones pero yo tuve la suerte de que tuviera disponibilidad en Enero. No sé si lo vaya a publicar en sus redes pero VEAN LA PORTADA Y SI PUEDEN DÍGANLE LO GENIAL Y PODEROSA QUE ES POR TWITTER O ALGO.

Tener una portada oficial es mi regalo para las personas que nunca superan (yo y las 3 personas que extrañaron este fic.)

Espero que esto esté de más decir pero este fanart de la portada es solo para La voz, no quisiera verlo como portada de otros fics Yoonjin. Es arte de Monnwi para este fic, y ella trabajó muy duro. 

Nos seguimos leyendo, ya no voy a prometer actualizaciones en días fijos por ahora porque tengo que terminar mi tesis pero voy a tratar de que sea una por semana como mínimo.

Besitos en la frente a todes pero en especial a Mon.


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⏰ Última actualización: Feb 07 ⏰

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