Solo una.

807 67 8
                                    


Las fiestas de fin de año no eran importantes para Osamu, pero desde que se unió a la Agencia hacía lo posible para que todos tuvieran un buen momento. Sobre todo este año desde la muerte de Fyodor.

La celebración se llevaba a cabo en la oficina, todos compartían disfrutando de las mejores delicias culinarias que Chuuya pudo conseguir por sus contactos como ejecutivo de alto nivel. Por qué claro, Chuuya fue arrastrado por Dazai en la organización del evento. Por consiguiente la port mafia también había sido invitada, de alguna manera debían celebrar su colaboración. El pelirrojo se tomó muy enserio su papel, si debía hacer algo, lo hacía a la perfección. Las mejores comidas, los mejores tragos y por supuesto, la mejor vestimenta de la noche la traía él. Algo casual pero elegante, Sweater negro, camisa blanca y jeans oscuros acompañados de unos bototos italianos negros.

La noche transcurría placentera0, Dazai molestó a Kunikida para variar, Akutagawa y Atsushi compitieron en un torneo de gallos para ver quién tenía más fuerza. No salió bien. Ninguno ganó y solo rompieron algunas mesas. Mori y Fukuzawa se limitaron a beber sake. Chuuya se aseguraba de que todo estuviera en su lugar, solo una cosa sobraba.

— Qué buena organización ¿no lo crees?— Habló orgulloso.

— Gracias a mí

— ¡Ehhhh! fue trabajo en equipo

— No ayudaste en nada, Dazai.

— Qué extraño, estoy seguro que sí— Ladeo la cabeza mirando hacía arriba.

— ¿Estás bebiendo?

— Yup

— ¿Tú?

— Sup

— ¿Ya estás ebrio? Haaaa, dios. Iluminalo o eliminalo. — Tocó su frente.

¡Hey! Siempre eres así conmigo, no es justo, Chuuya, yo te quiero chibi.— Indicó con el índice golpeando la frente del pelirrojo.

— Basta, aléjate de mí, necesito una copa, o dos. —Tocó su frente frotando como si quisiera borrar ese toque.

— ¡O TRES!

— ¡Déjame en paz maldito borracho!

Suspiró fuerte. La verdad es que no quería estar junto a él. El nivel de estrés que tuvo que pasar por su culpa le causó jaquecas horribles. Siempre arriesgaban la vida y siempre lo harían, pero, ¿beber veneno? fue excesivo. Moría de nervios y no podía expresarlo. Admitía que le gustaba la idea de golpearlo, no lo podía negar. Pero le importaba. Ese miserable ser humano le importaba. La idea de su muerte, de no volver a escuchar su pretenciosa voz, le aterraba. Odiaba verlo sangrar, ahí recordaba que no era inmortal, que podía perderlo y no podría soportar perderlo dos veces.

Lo odiaba.

Tomó directo de la botella, la bajo solo en 10 minutos. Torpemente trataba de descorchar otra.

— Déjame, yo lo hago. — Su voz grave recorrió su cuerpo en un escalofrío. El castaño le había arrebatado la botella.

— Yo podía

— Lo sé

— ¿Qué quieres ahora?— Lo miró frunciendo el ceño.

— Verte, hablarte, me gustas cuando estás así — Una sonrisa iluminó su rostro.

¿¡A-así!? de qué hablas— Apartó la mirada.

— Ebrio Chuuya, eres aún más inocente y puro

¡Tch! no te soporto— Se levantó con dirección al balcón. Su rostro lo cubría el rubor, sentía como su cuerpo temblaba, agarró un poco de aire para mantener la calma. Sacó un paquete de cigarros que traía. Había dejado de fumar pero necesitaba hacer otra cosa. Cualquiera.

— Chibi

— Vete

— Vamos te traje una copa, y bueno, la botella, es tu favorito

— Dazai, ¿por qué tienes que hacer esto? tan solo déjalo así— Le arrebató la botella dando un largo sorbo.

— Nunca hemos hablado, ya sabes

— Y no es necesario hacerlo

— Pero Chuuya

— Me engañaste, huiste de mi y encima volviste descaradamente a pedirme ayuda para tus nuevos amigos— Lo miró alzando ambas cejas.

— Sí, lo sé. No hubo un día que no pensará en ti, eso es cierto. Sabía dónde y cuándo salías de la ciudad, nunca dejé de verte

— Pero yo sí, y no pude encontrarte porque te escondiste como una maldita rata, hasta que me cansé y te odié

— Fui un cobarde 

—Al fin dices algo bien, ya dejé todo atrás no hay necesidad de recordar, sigamos adelante tal como hemos hecho hasta ahora, siempre vendré ayudarte pero nada más.

—Tú sabes que no es suficiente, quiero estar a tu lado Chuuya

—Dazai, yo ya no. . .

—Por favor una, solo una

—No sigas— Trato de retener la humedad en sus ojos pero el alcohol no le ayudó, su corazón estaba siendo estrujado, perforado, se sentía mareado. 

Confundido. 

Lo odiaba.

 Lo amaba.

—Sabes bien que no puedo negarme si se trata de ti, Osamu. Así que por favor, déjame.— Su cuerpo envuelto de rojo, se elevó alejándose del castaño. No podía seguir ahí, adolorido y embriagado, claramente terminaría bajo sus sábanas jurándole amor eterno a ese infeliz bastardo. Pero Osamu no tenía intención de perder un minuto más sin él. Subió sobre la baranda del balcón, gritó su nombre como si su vida dependiera de eso, desgarrando su garganta, saltó. 

Volteó instantáneamente, abrió sus ojos zafiro de par en par. Dazai nunca dejaría de ser dramático, y él, nunca lo dejaría caer.

Alzó sus brazos intentando llegar al pelirrojo pero solo sintió la gravedad atrayéndolo al suelo rápidamente. Cerró los ojos con fuerza, recordando su mirada preciosa.

—¡Dazai!— Llamó mientras lo envolvía en su poder.

—Quédate conmigo esta noche Chibi— Lanzó de golpe. Él pelirrojo trago fuerte y lo miró desconcertado. —¡Y también! — habló e hizo una pausa nerviosa —Todas las noches que nos restan— miró fijo.

—Ah. . . yo. . . no. . . ¡Maldito seas!— Los bajó ambos hasta la planta baja, cubrió su rostro, ya no podía. Se rendía. —Solo una

Dazai corrió atrayendo al más bajo entre sus brazos, hundió su rostro en sus delgadas hebras de fuego. —Solo una necesito— beso su cabello, cuello y rostro. —Chuuya, mírame, enséñame tu cara — El pelirrojo negó con la cabeza —Vamos, es solo un momento— Suspiró subiendo la mirada.

—Qué. —Exigió. 

El indigno sonrió.

—Te amo, aunque no me creas en lo absoluto. Te amo. Tienes mi alma en tus manos Chibi.

Sintió lágrimas recorriendo su rostro hirviendo.

Sí. 

Es exactamente lo que quería escuchar. 

Desde siempre.

—Te esperé —Sólo eso pudo pronunciar. Una sonrisa maravillosa, nerviosa, auténtica y profundamente enamorada se apoderó de su rostro. 

No dejaba de llorar y sonreír.

—Perdón por la espera, ya estoy aquí, cariño.











PS: Aún no estoy segura de esto, quizás lo edite. Siento que algo me falta, hace muuucho no escribía. ;(  Gracias por leer. <3

Te lo mereces 🍷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora