Capitulo 25 | Dorian

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Desde dentro del agua y sin girarse, Manon había notado mi presencia.
- Hola principito.
- Hola brujita.
- ¿no te apetece un baño después de un vuelo?
- primero me gustaría saber dónde estamos, la verdad.
- bueno, te lo contaré cuando vengas aquí conmigo, ¿o es que no te apetece? - en ese momento se giró para mirarme con una de sus medías sonrisas.

Por su puesto que quería, era lo único que había pensado en días, en estar con ella. Pero seguía sin entender que hacíamos en una cabaña en mitad de un bosque, y era un dato que me intrigaba sumamente. Manon no era una romántica y desde luego que no estábamos de escapada de pareja, todo esto, tenía que significar algo. Empecé a quitarme la ropa de vuelo por que sabía que Manon no me contaría nada hasta que hiciera lo que me estaba pidiendo, y aunque me gustaba hacerla rogar, la había echado demasiado de menos como para seguir alejado un minuto más.

Poco a poco me metí en el agua, el aire de primavera era cálido pero el agua estaba caliente, debía de ser alguna especie de terma. Manon me miraba curiosa mientras me despojaba de todo y me metía en el agua.

- ¿me has echado de menos? - me dijo, y si ya estaba bastante confundido con la situación, esa pregunta me pillo incluso más desprevenido. La miré fijamente, quería ver si notaba algún tipo de emoción en su cara que delatara que había detrás de todo esto, pero solo pude ver añoranza. Me metí de lleno en el agua que me abrazó con su temperatura y, Dios, no sabía cuanto necesitaba un baño como este.
- Siempre, mi reina. - nadó hacia mi lado, y sin darme cuenta la tenía encima de mi, con los brazos al cuello y dándome un profundo beso, ni apasionado, ni demandante, algo muy impropio de ella. Pero ya no pude pensar más.

Pasaron horas cuando decidimos salir del agua, no había notado el entorno que rodeaba la cabaña. Era un bosque frondoso y los tonos verdes de los arboles contrastaban con las flores de lavanda que crecían debajo de ellos. Las montañas que nos rodeaban eran la frontera natural de los Wastes y eran altas y hermosas. Olía tremendamente bien, a flores y naturaleza. Me gustaba este sitio, fuera lo que fuese.

Estaba atardeciendo cuando envueltos en las toallas salimos del lago y nos sentamos en la orilla. Manon se dejó caer hacia atrás en la toalla, y se quedó muy callada y muy quieta mirando el cielo.

- ¿Que pasa Manon? - me tumbé junto a ella y giré la cara para mirarla de frente.
- Nada, es solo, que me encanta este lugar. Ahora lo entiendo. - había anhelo en su voz, y teisteza, pero también alegría. Estaba realmente confundido.
- ¿me vas a decir dónde estamos? - viendo que no tenía intención de contestar proseguí - la última vez que nos vimos tuvimos que salir corriendo de Perrant tras un ataque. ¿Ha pasado algo? ¿Habéis descubierto quien fue?
- Esta era la cabaña de Asterin - su contestación me pilló completamente desprevenido. Recordaba la historia que me contó Asterin en el campamento, como se la contó a las Crochan y como lo hizo en el Omega delante de las picos negros. Había deseado matar a la matrona con mis propias manos, incluso más de lo que lo deseaba antes.- cuándo me contó su historia, odié a mi abuela, muchísimo, pero también me odié a mi por no haberlo visto. Pero una parte de mi, entre tanto odio, la envidio. No la muerte de su hija sino... todo lo demás. No entendía como... una de nosotras había podido tener una relación con un hombre...una relación real. Como era sentirse unida a alguien, tener un hogar. Y bueno... creo que ahora lo entiendo.
- Manon yo... no lo sabía, debía haberlo imaginado pero... ¿como la has encontrado?
- Bueno, recuerdo todas las veces que contó su historia y cómo volvió para ver a su pareja, en cada relato daba algo de información y yo bueno, la recordé. Pasó todo al volver de Adarlan... después de todo, necesitaba... bueno entenderlo. Le pedí a una de mis sombras que buscara el sitio según las indicaciones que les di. Y bueno, aquí estamos.

No supe que decir, había encontrado la cabaña, y estaba allí conmigo. Sabía lo que suponía para ella. Solo pude cogerle la cara con las manos, y besarla, como ella me había besado hacía solo unos minutos. Ahora entendía ese beso, y era maravilloso.

El Reino de las Brujas  - Basado en Trono de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora