Dos

1.3K 90 64
                                    

Nota de la autora: Capítulo con temas fuertes, lees bajo tu responsabilidad. ⚠️

...

El omega estaba en la habitación, había pasado dos días desde el incidente con el príncipe de Francia.

—Joven.— Se escuchó la voz de la servidumbre.

—¿Qué pasa?— Preguntó caminando hacia la puerta. Al abrirla la beta estaba con una carta en las manos.

—Joven, le envían esta carta desde Francia, el cartero pidió que se lo entregaran personalmente.— La tomó.

—Gracias.— Cerró la puerta.

Suspiró, sus manos estaban temblando, sonrió levemente. La abrió y comenzó a leer.

"Mi querido príncipe, discúlpeme por todo lo que pasó hace dos días, en serio quise irlo a buscar para disculparme personalmente, se que no hay palabras para describir mis actos, lastimosamente lo incomode, me gustaría que me perdonará, la invitación a venir a mi castillo sigue en pie, espero su respuesta sea positiva, en serio... Quisiera expresar mis sentimientos, pero no puedo hacerlo."

Atentamente: Príncipe Louis de Francia.

El omega sonrió levemente, buscó en la habitación una hoja, pluma y tinta. Al encontrarla comenzó a escribir.

Cuándo terminó corrió hacia la planta baja, buscó a la servidumbre y le pido que enviaran la carta, que por ningún motivo nadie, a excepción del príncipe de Francia, tenia la autorización de leerla.

Al enviarla, subió a su habitación, se dejó caer a la cama, Harry sonrió y apretó la carta en su pecho, donde su corazón latía demasiado fuerte.

Después de la partida del omega, durmió los dos días completos, su lobo no dejaba de llorar por el omega

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de la partida del omega, durmió los dos días completos, su lobo no dejaba de llorar por el omega. Así que tomó una pluma y le envío una carta a su amado príncipe. Hasta que al tercer día sus amigos lo fueron a visitar.

—¿Por qué cancelaste la fiesta?— Suspiró.

—Porque estaba cansado.—

—¿De que? Si nos habías comentado que ya habías tomado un descanso.—

—Aun seguía cansado.— Los alfas alzaron la ceja. 

—Te creo.— Suspiró.

—¿Y el príncipe de Inglaterra? Desapareció antes que tu.— Inconscientemente el alfa sonrió. 

—¿Qué dirá esa sonrisa?— Pregunto el príncipe de España.

—Al menos podrías a ver disimulado un poco.—Exclamó el príncipe de Bélgica.

—Explica.— Pidió.

—Te mueres por el príncipe, se nota demasiado.—

—Pero...—

El Príncipe Que Odiaba Los Cuentos De Hadas. Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora