Bajo la lluvia ; akaren.

ⅱ | 𝐫𝐞𝐧𝐠𝐨𝐤𝐮 𝐤𝐲𝐨𝐣𝐮𝐫𝐨.

Alegre. Sus padres lo describirían a su hijo mayor.

Su pequeño sol, el cual lo tenían que proteger a toda costa, tan brillante, carismático, feliz. No podían estar más que satisfechos.

Pero ahora ya casi cumplía los diecisiete años, ya no era un niño, era un adolescente, explorando casi la adultez. Su madre lo ve y siente un pequeño deja vu, le recuerda a su esposo.

— ¿Mamá, qué ocurre? — pregunta su hijo, aunque ya en menos de dos años sería un adulto, aún era bastante pequeño y bajo, haciéndolo ver como de quince o catorce. Incluso su hijo menor, Senjuro, casi le pasaba. Quizás era genética, puesto a que ella también era muy baja.

— Mi pequeño... Ya eres todo un casi adulto. — suspira. — ¿Por qué tuviste que crecer?

El de cabellera dorada ríe suavemente y se acerca a su madre, con una sonrisa. — Tendría que crecer en algún momento. 

— Lo sé, cariño. — habla con tono cálido. — Bueno, diviértete con tus amigos, regresa antes de las dos, ¿Bien?

— Oh, sí, hablando de eso... Me quedaré a dormir a la casa de Tengen. — sonríe nervioso. — ¿No hay problema?

Su progenitora suelta una risa. — Claro que no. Ven apenas y te despiertes. Tampoco hagas cosas raras. — lo miró con picardía, sabía sobre su "pequeño" enamoramiento de su hijo hacía aquel albino.

— ¡Mamá! — le grita agachando su rostro sonrojado. — Te veo mañana. — dice mientras e besa la mejilla y va hacía la salida, ve por el pasillo a su padre jugando con su hermano menor a las cartas.

Senjuro estaba sonriente y con el ceño fruncido mientras veía sus cartas y le dirigía su mirada a su padre con una mirada burlona, al parecer tenía algo planeado. O quizás en su mente ya estaba festejando en la cara a su padre.

Entre tanto, su padre veía sus cartas con desesperación, mientras se mordía los labios, y una gota de sudor bajaba por su frente. Un quejido se oyó.

— ¿Y bien? ¿Tiras o no tienes de ese color? — suelta una risita.

— Y-yo... Agh, paso. — voltea los ojos.

— Ja, ya lo esperaba. — tira su carta color roja con un símbolo, el cual era de bloqueo. — Uno, y... ¡Gané! — tira su última carta y se levanta del suelo, haciéndole caras a su padre, quién lo mira indignado.

— ¡Seguro hiciste trampa,, como siempre, tramposo! — también se levanta para seguir reclamándole su juego sucio, pero cierra la boca al ver a su hijo mayor. — Oh, hola, Kyo. ¿Saldrás?

A lo que el nombrado asiente. — Umu, sí, vendré mañana a la mañana. Nos vemos papá, nos vemos Sen.

— Adiós.

El de cabellos rubios sonríe y sale de la casa, con una felicidad que podría hasta contagiar al ser más oscuro que exista. Camina por las calles mojadas, por suerte había traído su paraguas.

Tararea una canción mientras sigue su camino, mirando siempre al frente, observando de vez en cuando las tiendas, las personas, las cosas, los cárteles, etc.

Él es alguien muy curioso y no le teme preguntar a alguien sobre algo, sus amigos lo consideran: "Inocente", "Solcito", entre otras cosas. Algo que quizás si lo sea, pero siempre decía que no. Su teléfono suena.

Lo agarra y ve el mensaje.

" Tengen. ૮ ˶ᵔ ᵕ ᵔ˶ ა | en línea

- ¡hola, kyo! ¿ya vienes, verdad? se te extraña, en especial yo, jaja. ¡esperó tus respuestas! 🤍 "

Siente su corazón latir, y sus dedos pulgares de mueven con nerviosismo, su rostro enrojecido, ¡Su crush le acababa de decir que lo extraña! ¡Y con un corazón blanco! Estaba casi desmayado.

Le responde: " - Hola, Tengen! Estoy yendo. Esperenme. " y guarda su teléfono con rapidez, mirando hacía el suelo.

Aunque no fue la mejor decisión, puesto a qué se había chocado con alguien, haciéndolo caer sobre el duro piso de la calle. Suelta un quejido, ¡También se había mojado el trasero, gracias lluvia!

— Lo siento. — ve una mano extenderse, la agarra con dificultad. — Uh... ¿Estás bien?

— ¡¿Ah?! ¡Ah, sí! Sí, estoy bien. — le sonríe con nervios y vergüenza. — Bueno, lo siento, me tengo que ir.

Y sale corriendo, sintiendo la mirada del contrario con ojos azules puestos en él, ahora no le importa la lluvia, le importa llegar donde sus amigos.

Desde ahí su vida cambió.