❝ -Lo siento... Pero no soy ella. ❞
Donde SeungMin está cansado, cansado de que ella siempre fuera la causa de todos los suspiros y pensamientos de Chan.
➸ ¡ADAPTACIÓN AUTORIZADA!
➸ CREDITOS A @adoresminmin ღ
—Entiendo que sea difícil para ti, Minnie. Pero no puedes estar toda la vida esperando por algo que nunca va a suceder —agarró mi mano y la acarició delicadamente, como sí su tacto pudiese romperme—, y sabes a lo que me refiero.
Suelto un suspiro, dejando caer mi cabeza sobre la mesa de madera y pienso seriamente ante las palabras dichas de mi—nuevo—amigo.
JiSung tenía razón.
Había pasado dos semanas consecutivas de que hyunjin comenzó a pasar más tiempo en citas y encuentros con hyewon, que fue inevitable que no tuviera tiempo para pasarlo conmigo.
Pero qué más da, era de suponerse.
Pasar tiempo con la persona que te gusta y compartir memorables momentos con esta misma, era dicho y hecho.
Aunque, bueno, tampoco podía quejarme tanto ya que una nueva personita comenzó a perseguirme a todos lados; luego de haberle salvado de uno de los profesores más estrictos que haya en esta facultad, y también de un gran castigo en detención.
Han JiSung era, pues; él es...
Un tanto energético y curioso, llevándole ha generar distintos escenarios torpes ante sus acciones.
En fin, desde que lo salve de que lo castiguen por arruinar uno de telones gráficos que habían hecho y organizado en el taller de Arte, JiSung estuvo a mi lado desde aquel momento.
Él dice que fui su ángel, y sigo siéndolo.
Pero un ángel que está perdiendo las plumas de sus alas por tanto daño que ha aguantado y soportado por tanto tiempo.
Un ángel que merecía volar a los cielos y disfrutar, pero se negaba rotundamente en dejar un paso importante.
Él.
—Tengo miedo —confesé, dejando que JiSung acariciara mi cabellera y me sintiera cómodo con el ambiente.
—Miedo de qué.
—De que mi corazón siga aferrado a él, y no pueda continuar, sin poder olvidarlo —cierro mis ojos, tratando de contener las lágrimas que sé cristalizaban a su paso de querer salir.
—Como dije, y lo repetiré, de nuevo; sé que es difícil para ti. Pero recuerda que tienes un respaldo en tu alas, y nunca te abandonará, ángel —da un apretón a mi mano y sonríe.
Desearía poder ser el ángel que tanto hablas, pero no puedo serlo hasta que mi corazón olvide de su nombre y sane por completo.
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