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Cuando Nanami se pone celoso, se vuelve malo
Un día, estás comprando en tu panadería favorita, charlando con uno de los nuevos empleados que conociste el otro día. Nanami está a tu lado, mirando al pobre chico con recelo, deslizando su brazo alrededor de tu cintura, como para hacer aun mas evidente que los dos estabais juntos. Aún, pasa desapercibido, el chico dice algo coqueto junto a la frase "Hice este pan especial para ti hoy, espero que lo disfrutes" sella su destino dándote un guiño descarado y te sorprende que Nanami logre mantener la calma, aunque puedes sentirlo tenso a tu lado. Antes de que pueda decir algo, pagas rápidamente, tomas los productos horneados y huyes de la escena con tu esposo furioso siguiendote
La semana siguiente, cuando sugieres ir a la misma panadería a la mañana siguiente para desayunar, Nanami se muestra especialmente entusiasmado cuando acepta, no te parece extraño, hasta más tarde esa noche
Estais abrazados en la cama y, como de costumbre, ambos empiezan a manosearse. Se desliza debajo de tu blusa y mueve sus pulgares contra tus pezones erectos. Su boca roza tu cuello, lamiendo tus puntos de pulso, te ríes, sientes cosquillas ante la sensación, pero luego muerde tu piel con los dientes, inmediatamente chupando el lugar con fuerza. Te quejas diciendo su nombre, retorciendote ante el ardor — ¡Nanami!
— ¿Qué pasa, cariño? — su boca se siente caliente en tu oreja, una mano deslizándose entre tus piernas, frotando tu coño a través de tus bragas —¿No te gusta?
Lo haces, por supuesto, así que le respondes — Me gusta...simplemente no me hagas chupetones, mañana veremos gente — te refieres a tus amigos con quienes quedaste para cenar pero Nanami tiene a alguien más en mente
— eso es exactamente lo que quiero — gruñe, chupando tu cuello nuevamente, dejando su marca en ti — todos sabrán que eres mía
y cómo puedes negárselo cuando está siendo tan jodidamente sucio en este momento, deslizando sus dedos dentro de ti, frotando su cuerpo contra el tuyo, dejando más mordiscos de amor en tu cuello y en tu clavícula. Se pone encima tuya, doblándote y poniéndote en prensa de apareamiento, golpeando su polla dentro y fuera de tu coño descuidado, no puedes evitar notar su mirada revoloteando hacia los chupones que ha dejado en tu piel. Su ritmo aumenta, maravillándose de su linda putita impresa por sus besos, eres toda suya y él es todo tuyo
Incluso eso no es suficiente. No, tiene que marcarte de todas las formas posibles. Después de que te folle hasta lograr tres orgasmos, con el clítoris hinchado y sensible por su pulgar, esta listo para reventar. Él sale de ti rápidamente, deja caer tus piernas sobre la cama y se arrastra para sentarse a horcajadas sobre tu pecho, se acaricia la polla con el puño mientras lo miras, los gemidos salen de tu boca babeante, hambrienta de ellos. No le toma mucho más tiempo dispararte su carga, pintando tus mordiscos de amor con su semen blanco perla.
A la mañana siguiente, en la panadería, saludas al empleado, Nanami a tu lado con una pequeña sonrisa en su rostro, le toma un minuto de charla ociosa al chico para que se de cuenta, señalando su propio cuello y preguntando — ¿Éstas bien...?
Antes de que puedas responder, tu esposo desliza su brazo alrededor de tu cintura, acercándote a él y sonriéndole al empleado — Ah, bueno, anoche hice estos especiales para ti, espero que lo disfrutes — Nanami te da un fuerte beso en la mejilla, agarra los pasteles y te lleva hacia la puerta, dejando al hombre demasiado aturdido para hablar y a ti con el rostro enterrado entre las manos.
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