Capitulo 150

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No seas se sorprende por lo que le dije y se sienta en la silla que está la cabecera de la mesa. Me dijo que yo le estaba diciendo a ella que pretendía que termináramos nuestra relación y no pasaba nada, terminó preguntandome que si nos daríamos un beso y mañana seguiría todo igual. Me dijo de que yo no podía pensar que ella estuviera de acuerdo de que yo terminara una relación y botara 4 años de su vida a la basura. Le pregunté porque a la basura ya que yo no lo veía así, me dijo que claro que es a la basura porque ella no iba a dejar que yo me llevara 4 años de su vida. Luego me dijo de que ella había luchado por mí incondicionalmente, que ella nunca había mirado a otro hombre cuando yo había estado con miles de mujeres. Le dije que yo no tenía ninguna duda sobre ella, que sabía que su comportamiento conmigo había sido intachable. Se levantó para ponerse nuevamente atrás mío y me dijo que ahí no tenía nada que reprocharle, porque me lo había demostrado una y mil veces. También me dijo que había peleado con su familia, que había peleado con su hermano para que yo fuera presidente de Ecomoda. Después me dijo de que ella había puesto la mano en el fuego para que yo acabara con la empresa, para que yo destrozara todo y la perdiéramos, pero ahí había estado ella apoyándome. Le dije que no estaba desconociendo nada de eso, me dijo que claro que lo estaba desconociendo, estaba desconociendo eso y mucho más. Continuó diciéndome que ella me había perdonado todas mis infidelidades, todas mis burlas. Me preguntó si no me había perdonado la cancelación del matrimonio, si no me había perdonado todo el ridículo social que la hice pasar, me dijo que me había perdonado todo. Solo miraba tristemente porque todo lo que ella me decía era completamente cierto y también me sentía culpable porque debitas ni nada esta relación muchísimos años antes y no llegar hasta donde estuvimos.
Siguió diciendo que de todos modos ella ahí estuvo, y también tuvo que tragarse hasta la muerte que yo le dijera que estaba enamorado de Beatriz y que cuando vio que me había vuelto la vida en pedazos, ahí también había estado apoyándome y dándome otra oportunidad. Le dije que lo habíamos intentado, me pidió que le dijera qué había hecho para merecerse todo esto, que cuál había sido delito que había cometido, que por favor se lo explicara porque ella no lo entendía. Le dije que creía que los dos sabíamos que era lo que había pasado, que creía que nunca lo habíamos afrontado y le dije que esto se había terminado hacía muchísimo tiempo. Asombrada me mira, para luego preguntarme qué era lo que hacía muchísimo tiempo se había terminado. Me preguntó cuando ella había terminado de sentir algo por mí que ella no se había dado cuenta, cuándo se terminó esto que yo no supe qué es lo que se terminó, concluyó diciéndome que no lo sabía. Me parece de mí silla y me apoyé contra la pared para decirle luego que de pronto lo que ella sentía por mí no se había terminado, pero lo que yo sentía por ella sí. Le dije que el amor que le tenía se acabó, Y si buscábamos un momento donde todo eso había sucedido, podía ser el día que yo le había confesado que estaba enamorado de Betty.
Me miró seriamente y me dijo de que eso no era así, porque yo me había enamorado de ella antes de eso. Le dije que yo le podía decir que me desenamoré de ella cuando me enamoré de Betty pero le diría una mentira, que cuando yo empecé a sentir lo que siento por Betty, me había dado cuenta que ella ya estaba fuera de mi corazón, concluí diciéndole que ella no había venido a ocupar su lugar. Me preguntó desde cuándo había estado jugando con ella y le dije que yo jamás había estado jugando con ella, nuevamente me senté donde había estado hacía unos pocos minutos.
Seguí diciéndole que yo jamás había estado jugando , que jamás había jugado. Luego le dije que yo la había amado y la había amado de verdad. También le dije que había tratado de proyectar una vida juntos, el uno al lado del otro pero en algún momento este barco se nos fue a pique Y eso había pasado mucho antes de que Betty llegara. Mientras se le caía las lágrimas me preguntó en qué momento había sido y le respondí que no lo sabía, que no lo podía definir porque no sabía en qué momentos había pasado todo esto. Le dije que tenía imágenes en mi cabeza, que tenía recuerdos que podían explicar algo de todo esto. Le dije como por ejemplo sus celos desmesurados, sus reproches constantes, su desconfianza, como los cálculos que ella hacía cuando yo salía del hotel para ver cuánto tiempo tardaba llegar al apartamento y si llegaba a tiempo. También cómo sus llamadas incesantes a mi celular, como sus interrogatorios de mis movimientos, le dije que a mí me había cercado tanto pero tanto, que me había tocado aprender a vivir en la asfixia, a tener que darte cuenta hasta de mis sueños. Le dije que en un momento no sabía sí la amaba o le temía porque yo había aprendido a tenerle miedo, que había aprendido a que no está relación estaba fundamentada en el miedo, en el miedo al escándalo, al reproche, a los problemas y que incluso así había pensado que podía seguir viviendo con ella. Marcela me preguntó si yo le estaba diciendo que ella tenía la culpa, pero le respondí que no, que yo no le estaba diciendo eso porque no había venido aquí a juzgarla de nada y que tampoco había venido a lavarme las manos, que simplemente había venido aquí a que hablábamos los dos y que los dos juntos tratáramos de indagar, de buscar ese momento, ese lugar de nuestra historia en que se perdió lo nuestro. Me preguntó que por qué entonces no se lo había dicho desde un principio, qué Por qué no se lo había dicho por que no había hablado cuando se me estaba desvaneciendo el amor, por qué había dejado que esto avanzara. Le dije que no sabía en qué momento se había terminado el amor para comenzar con el compromiso, me quedo mirando asombrada para luego decirme si yo estaba con ella por compromiso. La quedé mirando y ella siguió hablando, me dijo que yo no había ido a terminar una relación, sino a terminar con ella y luego me preguntó por cuánto tiempo más la iba a humillar.
Me miró y cayéndole lágrimas de sus ojos, se levantó y yo pensé que estaba detrás mío, como hacía un rato. Le dije que yo no había ido a humillarla pero al darme vuelta para hablarle, vi que no estaba y supuse que estaba en la que fue nuestra habitación. Me dirigí hacia ahí, Marcela estaba acostada en la cama que hacía un mes compartíamos y me recosté a su lado, cuando quise hablarle me dijo que no quería escucharme porque no se lo merecía. Le dije que ese precisamente había sido nuestro mayor error, él no hablarlo. Le dije que de pronto, ese error era más mío que de ella pero que no podíamos darnos ese lujo en éste momento. Seguí diciendole que lo que iba a escuchar no era un sartal de humillaciones como ella pensaba, sino que iba a escuchar una historia de amor que había sucedido hacia muchos años. Cuando un hombre había conocido una mujer bellísima y se había enamorado profundamente de ella, la vió crecer a su lado y que había caído ante su arrolladora inteligencia, ante su sonrisa maravillosa y que se había perdido en su sensualidad. Continué diciéndole que ella no sabía lo loco que estaba por ella y lo que había sido por ella y todo lo que la había amado. Le dije que para mí, lo más importante y siempre lo sería, fue el día que me había dicho que me amaba por primera vez, que me había aceptado. Le dije que ese día lo iba a guardar en mí corazón  como lo más sagradoy que lo iba a guardar por el resto de que me quedara de existencia y que era ese precisamente el recuerdo que no quería romper. Marcela me dijo que lo estaba rompiendo todo,le dije que no porque estaba tratando de poner todo en su sitio. Que estaba tratando de que ella entendiera que ésto no era un juego, ni una mentira. Le dije que estaba tratando de rescatar los momentos sagrados, los momentos felices y que le estaba diciendo que yo la había amado, que la había amado profundamente y que en algún momento de nuestra vida, el amor no había sido suficiente para rescatarnos de lo cotidiano y de na mujer bella nuestros defectos. Le acaricie su brazo, mientras le dije eso. También le dije que a mí me constaba que ella era una mujer con una gran capacidad de amar, que amaba mucho mejor que yo. Le dije que lo que pasaba era que se había enamorado de un espejismo, de un hombre lleno de defectos, de un hombre neurótico, furioso, irresponsable. Después le dije que yo no la había merecido nunca, porque ella era una mujer bella, bellísima, una mujer que era capaz de ser fiel de acción y de pensamiento, una mujer que se merecía alguien mucho mejor que yo.
Me dijo que eso no mí problema, que ella sabía bien de quién se había enamorado porque había vivido los mejores dias de su vida a su lado y también lo había padecido y en medio del padecimiento, lo seguía amando. Le dije que se siguió haciendo daño, le agradecí que me haya amado de la forma que lo hizo. Después le dije que sabía que en muchos momentos de su vida, había sido lúcida y se pudo haber dado cuenta de que yo era una causa perdida. Incluso cuando le dije que me había enamorado de otra mujer, ella me había vuelto a recibir porque ella nunca se rendía. Me dijo que porque yo siempre regresaba a ella, que yo le había dicho que estaba enamorado de Beatriz y que yo ésta noche me había exhibido con otra mujer delante de Beatriz y delante de ella. Terminó diciéndome que la iba a dejar a ella, refiriéndose específicamente a Alejandra, como la había dejado a Beatriz porque yo sabía que ella iba a estar ahí esperándome. Le dije que eso no iba a volver a pasar nunca más, porque yo no le iba a volver a hacer daño y porque además jamás he dejado de amar a Betty.



Continuará

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