Capítulo 14 "Nad Williams"

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POV: ASTRID

El repetido zumbido de un teléfono me hace abrir levemente los ojos, sin reconocer por unos segundos donde me encuentro.

La acompasada respiración contra mi cuello me espabila completamente, colocando una leve sonrisa en mis labios.

Nadia está completamente acurrucada contra mí. Como si a lo largo de la noche se hubiese querido fusionar más conmigo.

Aunque casi empiezo a sudar por todo el calor que traspasa al tenerla tan cerca no me separo ni un centímetro.

Quizás sí que merecía la pena abrirse de nuevo – pienso quitándole un pelo de la cara, que no me permitía apreciarla del todo.

Recorro su rostro fijándome en cada detalle. Sus largas pestañas pegando contra sus parpados, ahora cerrados. Su nariz respingada, que me hace utilizar toda mi fuerza de voluntad para no tocarla y despertarla.

Y su pequeña peca en la mejilla izquierda, que sobresale levemente frente a al resto que tiene por la nariz, y que solo se ven con una luz específica.

Cojo mi móvil para ver la hora, descubriendo que tengo varias llamadas de Willow y de otros números.

Me separo un poco de Nadia para llamar a mi amiga, pero el leve movimiento despierta a la castaña que sostenía entre mis brazos.

– Mhmmh – murmura palabras inconexas estirándose en mi sofá, sin abrir todavía esos ojos miel.

Me quedo mirándola, apreciando cada detalle de su despertar "ahora parezco yo la psicópata" – pienso con una sonrisa.

– ¿Qué hora es? – pregunta soñolienta en medio de un bostezo.

– Casi las nueve, ¿quieres algo de desayunar? – inquiero yendo hacia la cocina, dejándola desertarse adecuadamente.

– Un café porfa, no soy de desayunar mucho.

Oigo unos pies arrastrándose por el suelo hasta llegar a mi lado.

Sus brazos envuelven mi cintura y su cabeza presiona mi espalda, dejando su peso contra mí.

Hago mi tostada y preparo la cafetera para ella, sintiendo como se va moviendo al mismo tiempo que yo, sin dejarme ir en ningún momento.

– Soy de despertar lento – menciona por si no me había dado cuenta. Dejándose caer en una de las banquetas que rodean la barra de la cocina. Se apoya contra su mano, observándome cocinar. Tal como ocurrió el día anterior.

Antes de que pueda contestarla unos golpes incesantes en la puerta resuenan en todo el apartamento.

Nadia me interroga con la mirada, preguntándome sin palabras quien puede ser a estar horas.

Alzo los hombros igual de perdida que ella, pero apresurándome a abrir, al ver que el sonido no cesa.

Abro la puerta, dejando pasar a un torbellino al que por suerte o desgracia conozco muy bien, y que reclama cosas que no consigo entender del todo, con tono medio enfadado.

– ¿Entonces? – pregunta Willow, poniendo los brazos en jarras, intentado intimidarme, inútilmente.

– Entonces qué – inquiero suspirando por su arrebato.

Al final no la llamé para saber que quería, me recuerda mi mente.

Niega con la cabeza exasperada, repitiendo otra vez – Estás con Nad Williams – afirma con un deje de duda en su voz, sin llegar a creérselo del todo ella misma.

¿Quién? Quiero preguntar, pero el sonido de algo rompiéndose en mi cocina, capta nuestra atención.

Willow pasa al lado mío, hasta poder tener una vista de prácticamente toda mi planta baja.

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