2.

1 0 0
                                    

Kristel


La estación de policía se encuentra con bastante movimiento, a penas y he puesto un pie dentro del establecimiento y me siento asfixiada de la cantidad de personas que hay.

Doy pasos torpes hacia atrás, cuando un tipo con esposas siendo llevado por un oficial, pasa dándome un leve empujón. Holden me ayuda a estabilizarme y le agradezco.

Juntos nos dirigimos hacia recepción. El tipo ahí sentado se encuentra hablando por teléfono, así que espero paciente a que termine la llamada y no lo hace hasta pasado alrededor de diez minutos; lo que me impacienta.

A pesar de que termina la llamada no levanta la mirada y se centra en su computador.

—Disculpe, ¿puede ayudarnos con algo? — murmuro.

Parece que no me escucha o me ignora, por lo que Holden se inclina sobre el escritorio y con una voz más fuerte repite mis palabras, lo que provoca que el oficial ahora sí nos preste atención.

—¿Qué necesitan?

—Queremos proceder con una denuncia, me estafaron en una aplicación y ella le robaron su identidad.

El hombre se nos queda mirando fijamente y luego suelta una risa burlesca, llevando su atención de nuevo a la pantalla.

Arqueo una ceja, indignada porque nos está ignorando. Miro de reojo a Holden quien se encoje de hombros.

—Señor estamos hablando en serio.

Suspira y regresa su mirada a nosotros, específicamente a mí.

—Mire señorita, la estación está que colapsa. Hubo un robo a una joyería con dos heridos, un tiroteo y un accidente de tránsito —

Es interrumpido por una voz en la radio que le cuelga del pecho y que dice una serie de números extraños.

—Y ahora otro problema más —retoma su discurso con un tono de voz grosero—, por lo que su denuncia tonta de una estafa en una aplicación, puede esperar.

Se levanta acomodando su arma en la cinturilla y se va dejándome con la palabra en la boca.

De acuerdo, tal vez nuestro problema al lado de los que enumeró suene tonto, pero no es razón para hablarnos con ese tono de voz.

—Será mejor que salgamos, esto está de locos y parece que no podremos resolver esto hoy.

Holden es el primero en tomar la iniciativa de salir, tomándome del brazo para no perderme en la avalancha de personas aquí dentro y que parece que no reparan en nuestra presencia.

Cuando estamos afuera suelta mi brazo y se gira para mirarme y nos quedamos en un silencio lleno de incomodidad. Después de todo no somos amigos y no es que hayamos hablado mucho en el camino hasta aquí, él vino en su auto y yo en el mío,

También sumemos que la situación en la que nos encontramos ya es incomoda por si sola.

—No sirvió de nada en venir hasta aquí, no le van a prestar atención a nuestro problema —bufo y me cruzo de brazos con fastidio.

—Eso parece —saca el celular de su bolsillo y me lo entrega—. Dame tu número, así puedo contactarte si logro resolver algo.

Apunto mi numero y lo guardo para después entregarle su celular, a la vez que le pregunto qué piensa hacer.

—Reportaré la cuenta que se hace pasar por ti y también intentaré comunicarme con la empresa dueña de la aplicación, tal vez ellos puedan ayudar en algo —se encoje de hombros, restándole importancia—, pero seguro obtendré respuesta posterior a las fiestas. Si es que la obtengo.

—Está bien, cualquier cosa avísame —le regalo una pequeña sonrisa.

Esa parece ser nuestra única opción de momento y debo conformarme con ella, aunque quiera respuestas.

Holden se despide con un simple movimiento de mano y camina hacia su auto.

Muerdo mi labio inferior, mientras veo como se aleja, para abstenerme de hacer una pregunta que ronda mi mente desde hace rato. Y aunque lo intento, la pregunta sale.

—¿Por qué querías contratar a una actriz?

Está a unos metros de mí, pero igual logra escucharme y se gira para mirarme algo apenado.

—Mi familia para navidad siempre realiza un almuerzo y no quería llegar solo —acaricia su nuca incomodo por mi escrutinio.

Entiendo lo que me quiere decir o eso creo; no quería llegar sin pareja.

—Entiendo —suelto, pensando aun así en sus palabras.

Retoma su camino y ahora si llega a su auto, busca las llaves en su bolsillo y las introduce en el cerrojo.

Me toma cinco segundos decidir trotar hasta él, con una mala idea en la mente de la que luego me voy arrepentir.

Lo tomo del brazo y evito que abra la puerta, mientras suelto las palabras que van a provocar que más adelante me arrepienta.

Pero parece que hablo de una manera torpe, porque Holden me mira con confusión.

Tomo una gran bocanada de aire y hablo más claramente.

—Te voy ayudar —muerdo mi labio con nerviosismo—, si tú me ayudas a mí.

Aclaro, porque no pienso hacer esto, si no consigo algo a cambio.

—¿Por qué?

Se cruza de brazos y me mira serio.

—Porque quiero que tú me ayudes también, los dos ganamos.

—No nos conocemos.

Tiene un buen argumento, de acuerdo, pero yo también o eso creo.

—No, pero los dos tenemos una situación incomoda por la que no queremos pasar y podemos ayudarnos. Hacer que todo sea más sencillo de afrontar.

Holden se queda en silencio, pensando en mis palabras.

—¿Qué es lo que tengo que hacer, específicamente?

—Ir conmigo a la cena de esta noche, te haces pasar por mi pareja y yo iré a tu almuerzo familiar a hacer lo mismo —Me encojo de hombros restándole importancia a mis palabras y mostrándome segura de ellas.

Aunque por dentro me estoy muriendo de los nervios. Yo no hago estas cosas, pero es mejor que enfrentar a mi familia en la cena de navidad.

Pongo mi atención de nuevo en el hombre frente a mí, quien mira al cielo pensando si aceptar.

—Está bien, acepto —habla sin mirarme.

Está hecho, estoy a punto de mentirle a mi familia de nuevo y también de mentir a otra familia.

Genial.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 20 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Jugando Con El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora