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Parte 2

El sábado llegó con más rapidez de la que hubiera deseado el omega, por lo que no tuvo más que partir hacia el departamento en el que Latte vivía. Estimaron que no fuera necesario que Zee le acompañara, otra vez, para evitar una pelea, pero al menos lo fue a dejar y se despidió amorosamente de Kook.

—Nos veremos más tarde —le aseguró el alfa al cachorrito, que se reía por los besitos que recibía en la cara— y jugaremos hasta que caigas dormido, amor.

—¡Baaaaaaaa! —se carcajeaba Kook, abrazando a Zee—. ¡Muack, muack!

—Y a ti, te amo mucho también —continuó el mayor, volteándose hacia Nunew y dándole un beso en la boca—. ¿Quieres algo especial para la cena?

—Hamburguesas y Sprite —jugueteó el omega.

—Trato hecho, cariño.

Volvieron a despedirse de Zee, que se marchó a los pocos minutos, y Nunew agarró con más fuerza el bolso con las cosas de Kook. La mediadora no tardó en aparecer, saludándolo con amabilidad y haciéndole un gesto amistoso a su cachorrito, que se acurrucó en brazos de mamá. Entraron al edificio, subiendo al ascensor para ir hacia el departamento de Latte.

El alfa ya les estaba esperando, luciendo recién vestido y bañado. Se veía con sueño, de seguro se quedaba dormido hasta tarde en esos días, pero eso no fue lo que desagradó a Nunew, sino el ver a su madre allí metida. ¿Qué demonios?

—Mi madre se quedará hasta mañana —dijo Latte, tranquilo— ella vino a visitarme independiente de esto.

Mentiroso, se dijo Nunew, pero sólo guardó silencio. La mujer apenas le saludó, viéndose altiva y orgullosa, como si se hubiera ganado la lotería.

—¡Hola, Kook! —dijo ella, luciendo entusiasmada y acercándose hacia Nunew. Su cachorrito se sobresaltó, mirando a la mujer con desconcierto—. ¿A que no sabes quién soy yo? ¡Soy la abuela!

—¿Bubu? —su bebé miró hacia cualquier otro lado, pareciendo buscar a sus abuelas—. ¿Buba?

Dios, ¿es que esa familia se especializaba en ser indiscretos y apresurados? Incluso la mediadora se veía fuera de lugar, sorprendida por la presura de ellos.

—No, a ver, Kook —trató de explicar Nunew—, ella es...

—¡La abuela! —volvió a decir Mook, impaciente—. ¡Dámelo, quiero sostenerlo!

Poco más se lanzó sobre él para quitárselo, pero Nunew retrocedió y Kook se aferró a él. Se veía, francamente, asustado.

—¡Nooooooooo! —gritó Kook—. ¡Maaaaami! —y se puso a llorar, más confundido ahora.

—Ay, cariño... —comenzó a consolar Nunew.

—Vamos a calmarnos —intervino Naehwan, poniéndose en medio para que Mook le diera su espacio a Kook— señora Suchart, qué bueno que esté aquí, pero por favor, tenemos que ir con calma. El niño no la conoce y no tiene confianza en usted, no puede simplemente pedirlo como si fuera un objeto.

Mook se veía contradicha, con el ceño fruncido en disconformidad. Sin embargo, sólo hizo caso.

—Preparé el desayuno —habló ella, molesta—. Vamos, espero que Kook no haya comido.

Nunew rodó los ojos, todavía consolando a su cachorrito. Faltaron unos minutos para que el llanto se detuviera, aunque no parecía muy de acuerdo con dejar los brazos de mamá. El muchacho no tuvo más que dejarlo en el suelo para poder sacar las cosas que llevó.

—Traje leche materna —comenzó a decir Nunew, viendo ahora bien el departamento: era lujoso, grande y muy cómodo, de seguro costaba una millonada. Tenía una cocina separada del living-comedor, con un gran balcón y otro pasillo que de seguro conducía al baño y las habitaciones para dormir— hay que calentarla...

WAY BACK HOMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora