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Lo único bueno que trajo el regreso a clases era saber que pronto acabaría ese semestre y, con ello, podría dejar de esconder su relación con Zee.

Nunew se rió cuando sintió la boca del alfa en su cuello, haciéndole un chupón encima de su glándula de feromonas. El omega gimoteó, dándole un golpe suave a Zee en la espalda para que lo soltara, pero poco logró.

—¡Zeeeeeeee! —dijo entre carcajadas—. ¡Oye, no seas aprovechado!

—Pero es que hueles muy bien —murmuró Zee, sin soltarlo, y Nunew sintió la entrepierna dura de su novio contra su culo—, me dan ganas de comerte.

—¡Eres un descarado! —tartamudeó Nunew, antes de girar su cabeza y recibir un beso en los labios—. Te odio demasiado.

—Vamos a fingir que te creo, bebé.

Como si lo hubieran invocado, el llanto de Kook resonó repentinamente. Los dos suspiraron al mismo tiempo, aunque Zee se puso de pie primero. Nunew no sabía en qué momento, pero de alguna forma, ahora pasaba más tiempo en la casa de Zee que en la suya propia. No es como si se estuviera quejando, porque le hacía sentir muchas mariposas en el estómago. Además, Zee se preocupaba demasiado por Kook, especialmente en hacerlo sentir cómodo allí.

Todo estaba yendo demasiado rápido, pero Nunew lo disfrutaba por completo. Ya estaban a mitades de enero y pronto comenzaría su época de exámenes finales en la universidad.

Zee volvió con el bebé en brazos, que chupaba su pulgar, y Nunew se enderezó para agarrarlo. Le revolvió la mata de cabello, oyendo el ruidito de gusto que hizo, y Zee no tardó en acostarse a su lado. Era sábado en la mañana, así que tenían tiempo suficiente para seguir acostados otro momento.

—¿Qué vamos a almorzar hoy? Te toca a ti —habló Nunew, mientras Kook cerraba sus ojos para volver a dormir.

—Podemos comer fuera —sugirió Zee, perezoso—. No tengo muchas ganas de cocinar hoy.

—Nunca tienes ganas de cocinar.

Aun así, Nunew no puso muchos reparos para la sugerencia de Zee. Le gustaba salir con el alfa y tener momentos de pareja con él. Especialmente, que el resto supiera que el mayor ya tenía a alguien a su lado. Nunew era demasiado celoso.

Más tarde, mientras Zee se duchaba, Nunew estaba vistiendo a Kook para la salida. El bebé parecía reacio a querer ponerse el enterito de conejo, así que su mamá le regañaba sin descanso alguno.

—Te tengo demasiado malcriado —dijo Nunew, un poco enfadado consigo mismo—, ya vas a ver, si sigues así, te daré una tunda en el trasero, Kookoo.

—¡Prrrrrrrrrrrrrrrr! —barboteó Kook, sacando su lengua. Nunew le pellizcó la nariz, arrancándole un grito de queja.

—Compórtate —le dijo, serio, y Kook infló sus mejillas—. La próxima vez que me hagas un escándalo, no te daré más leche.

—¡Míoooooooooooo! —gritó el bebé, pataleando, y Nunew rodó los ojos.

—¿Otra vez peleando? —preguntó Zee, saliendo del baño con una toalla alrededor de su cintura. HNunew miró a otro lado—. Bebé, sabes que Kook...

—Está muy mimado —le interrumpió Nunew, con claro desánimo, y Kook trató de bajarse de la cama. El chico lo ayudó, poniéndolo de pie, y el pequeño comenzó a tambalearse—. Me cuesta demasiado ser muy duro con él, es como si mi corazón se ablandara cada vez que me mira.

Zee se puso la ropa interior y buscó alguna playera. De alguna forma, ya se había medio acostumbrado a ver al alfa con poca ropa. A pesar de que ellos no tenían sexo todavía, sí hacían otras cosas, y Nunew estaba perdiendo la vergüenza a esas alturas. Sólo la noche anterior, una vez Kook se durmió, el omega le hizo sexo oral a Zee.

WAY BACK HOMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora