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Debido a ese encuentro, Nunew podía dar por arruinadas sus vacaciones.

Una vez regresaron a casa, se vio obligado a contarle la verdad a su mamá, y ella también pareció entrar en pánico. Fue mucho peor cuando llegó su padre del trabajo, que se enfureció un montón y empezó a maldecir a la familia de Latte. Kook no era consciente de lo que ocurría a su alrededor, chupando un juguete con expresión curiosa.

—Vamos a contratar un abogado —decía Aerin, paseándose de un lado hacia otro—. ¿Qué se creen esos idiotas? ¡No tienen ningún derecho!

Sanghee asentía con la cabeza, dándole la razón, pero Nunew seguía teniendo una expresión deprimida. Como adivinando sus pensamientos, Zee se sentó a su lado, agarrándole la mano.

—Él no podrá...

—Claro que podrá —dijo amargamente el muchacho—. Yo podría exigirle que pague la pensión que me debería y lo podría hacer sin ningún problema. Y si se compromete con las pensiones restantes, el juez entonces accedería... —Nunew se calló unos segundos y sus labios temblaron.

Zee se anticipó a lo que iba a ocurrir, porque lo abrazó, y el omega se puso a llorar a lágrima viva. En ese momento, parecía haber procesado bien todo lo que había ocurrido, y sus emociones se encontraban a flote.

¿Qué es lo que iba a hacer Nunew si le quitaban a su Kook? Desde que lo tuvo en brazos, por primera vez, que supo que lo iba a proteger y cuidar todo lo posible, pero ahora, con lo que adujo la madre de Latte sobre la custodia, el pánico y el terror se apoderó de él. No era sólo por el hecho de que Latte lo trató tan mal y no se hizo cargo de sus acciones, sino que él sabía que sólo era un capricho de la señora Kim y no de su hijo. Él estaba seguro de que Latte no estaba un poco interesado en Kook, y por lo mismo, sería un padre terrible. Lo que menos quería Nunew era que su bebé pudiera pasarla mal con ese hombre.

—Bebé, bebé, tranquilo... —consoló Zee, dejando que Nunew llorara en su hombro—, te juro que no voy a permitir que te lo quiten...

—¡Mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! —gritó Kook, antes de romper a llorar también, asustado por el estado de su madre—. ¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Sanghee tomó al bebé en brazos, comenzando a consolarlo, y salió del living para que no sintiera todas las feromonas de pena a su alrededor. Aerin fue donde su hijo, acariciándole la espalda con suavidad.

—No vamos a permitir que te lo quiten —corrigió la alfa—, ¡antes tendrán que pasar por sobre nosotras para que te quiten a tu bebé!

—Te-tengo tanto miedo... —sollozó Nunew, abrazando con fuerza a Zee—, ¿y si... y si le dan la custodia completa a él? —las lágrimas aumentaron ante la perspectiva.

—No, eso jamás —aseguró Zee, besándole la frente—. Te lo prometo, Nu, eso no va a ocurrir, ni siquiera en tus pesadillas.

Nunew se sentía tan mal que sus padres permitieron que durmiera con Zee esa noche, a pesar de que iban a estar apretados. Kook pegó el grito al cielo cuando vio que no dormiría con ellos, y no tuvieron más que acomodarlo entremedio de la pareja. El pobre bebé tenía los ojos rojitos y estaba acurrucado contra Nunew, chupando su dedo.

Zee empezó a liberar feromonas alfas de familia, tanto para calmar al cachorrito como a su pareja.

—Lo siento mucho —se disculpó Nunew, sorbiendo por su nariz— no quería...

WAY BACK HOMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora