𝐄𝐔𝐃𝐀𝐈𝐌𝐎𝐍𝐈𝐀 [PJO X HP] | WTM

➤𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐅𝐈𝐕𝐄

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¡ARRE VAQUITA!

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Para Sirius la locura y diversión eran el lema de su vida. Le gustaba todo lo relacionado con aquella corriente de emoción que recorría su cuerpo. Sentirse vivo, la adrenalina haciendo acto de presencia en él. Apoyaba firmemente todo tipo de aventura, aunque sea peligrosa.

Por lo mismo, los libros no son algo que le interesaran mucho. Eran solo hojas con palabras escritas, rápidamente se dormía al comenzar una narración, porque no encontraba nada que captara lo suficiente su atención.

Pero eso había cambiado hace unos días, desde la llegada de Harry Potter —el hijo de su mejor amigo y su ahijado—, tuvieron que empezar a leer su vida. Fue novedoso, ya que estaba relacionado con su propia vida y del futuro. Eso había captado su interés, y no evitaba emocionarse con los capítulos, aunque con ello traía un sinfín de emociones.

Ahora él estaba leyendo voluntariamente un libro que no estaba relacionado con él o con la escuela, era solo por curiosidad propia. Como si hubiera caído en un río con corriente y no lo había dejado ir más. Y tampoco hacía el intento de salir, es más, se dejaba arrastrar sin problemas.

Y lo que lo había descolocado era el nuevo título que le tocaba leer, vamos, él apoyaba completamente todo tipo de diversión. Incluso cuando hay exámenes al día siguiente, es saltaba e insistía en salir a divertirse. Pero al leer el título, se preguntaba que tenía que ver eso con lo que estaba sucediendo en el capítulo anterior.

Lo había dejado sin palabras.

—Sirius —una voz femenina lo sacó de sus pensamientos, trataba de Marlene, que lo veía de manera extrañada—. ¿Cómo se llama el título?

Había insistido como un berrinchudo para seguir con la lectura, cuando el mismo la había detenido sin siquiera decir el título.

—Oh, lo siento —se disculpó, se aclaró la voz—. Mi madre me enseña a torear.

Todos se vieron igual de extrañados que él como hace un momento atrás, no los culpaba, los recuerdos del capítulo anterior aún seguían rondando en la mente de todos. Preocupados por lo que sea que fuera a pasar.

—Un momento... —lo detuvo Lily con el ceño fruncido—. ¿Sabes torear?

Sally parecía boquear como un pez, sus ojos nadaban en un océano desconocido por lo extraño que se estaba volviendo la situación.

—No —respondió segura, pero pareció dudar—, mi yo de ahora al menos no.

—¿Por qué le enseñarías a torear a tu hija en plena tormenta? —Rich no pudo evitar expresar su curiosidad, una que tenían varios.