𝔠𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 𝔠𝔲𝔞𝔱𝔯𝔬

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La primera reacción de Taehyung fue reír. En serio, Jungkook fue el modelo más perfecto de hombre —o vampiro—, que conoció nunca, ¿Cómo puede haber algo mal con él?

Pero Yoongi y Jimin no se reían. De hecho, parecían profundamente preocupados, y la expresión de Jungkook igualó las suyas. Y fue aquella mirada, aquella mirada en su rostro que extendió un miedo sordo y pesado a través de su cuerpo. Algo no seguro y desconocido.

― Dinos. ― Jimin dijo rápidamente.

Jungkook volvió a tragar saliva.

― Me di cuenta de eso en Inglaterra por primera vez. En el bar. Hubo varios vampiros allí, la mayoría de ellos los reconocí. Taemin estaba allí. ― dijo.

― Tú lo llamaste por su nombre en el bar. ― Taehyung interrumpió. ― Me preguntaba quién era.

― Él es un vampiro con el regalo de la piroquinesis.

Taehyung palideció. ― ¿Él puede provocar incendios con su mente?

El azabache asintió.

― Estaba de pie en la barra y cuando miraba para mí, juro que sentía calor... ― extendió la mano. ―... en mis dedos.

Jimin y Yoongi parpadearon, sorprendidos. Jungkook siguió hablando.

― Por lo tanto, en Bolivia con Jorge... Nos quedamos en su casa y él empezó a ver visiones y... ― miró a Jimin. ― Vi destellos de luces en mi mente. Sin imágenes o cualquier cosa con forma, sólo destellos. ― Taehyung se había dado cuenta de que Jungkook parecía un poco aturdido en aquella cabaña, aunque solo había presumido que fuera por lo que Jorge estaba diciendo. Luego Jungkook miró a Yoongi. ― Cuando saltamos a Tokio, toqué tu mano. Lo que vi, fue... ― negó con la cabeza, tratando de encontrar las palabras adecuadas. ― Pienso que veo lo que tú ves. Un cronograma de puntos y cadenas, tales como los científicos pueden leer el ADN. Sólo por un breve momento. ― Ahora el rostro de Yoongi estaba en blanco con el choque de información. Él asintió con la cabeza. ― Y justo ahora en la calle en Tokio. Todos nosotros olimos a aquel vampiro.

Jimin asintió con rigidez. ― Sí. ― susurró.

― Bueno, yo lo oí. En mi cabeza. Escuché sus pensamientos.

Yoongi estaba aturdido, y después de largos segundos, sacudió la cabeza.

― Yo no entiendo.

― Ni yo. ― Jungkook dijo, su voz apenas un susurro. ― Es como si yo tuviera destellos de sus dones. No puedo comenzar a explicarlo.

Jimin lo miró con cautela.

― ¿Y mi regalo? ― dijo. ― ... Si me concentro...

Jungkook silbó, aunque fue Taehyung quien se alejó de un salto.

― Oww. ― Los tres vampiros miraron para él inquisitivamente, mientras se frotaba la mano que Jungkook había sostenido. ― Uh, el hielo.

La mirada horrorizada que Jungkook puso cuando levantó ambas manos lo perturbó en demasía.

― Nas duilghe na ghabhas cur ann an cainnt. ― este susurró, sacudiendo la cabeza con frenetismo. Tenía los ojos muy negros. Sabía cuándo Jungkook hablaba gaélico, su lengua escocesa nativa. Ese hecho fue directamente a su corazón. ― Lo siento mucho, más de que las palabras pueden decir. Tae, por favor.

Taehyung no lo dudó. Se abrazó a él y Jungkook tiró con fuerza contra su cuerpo.

― No te disculpes. No me duele.

La Llave de Jungkook #2 [kt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora