Capitulo IV

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DAÑO ETERNO

El de tes dorada iba entrando a una biblioteca muy famosa llamada "The New York Public Library", con varias ojeras en su rostro y una actitud apática hacía la vida

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El de tes dorada iba entrando a una biblioteca muy famosa llamada "The New York Public Library", con varias ojeras en su rostro y una actitud apática hacía la vida.

Entró con delicadeza para no distraer a las pocas personas que ya hacían leyendo en la biblioteca a altas horas de la noche, pero los tacos de su botas resonaban en el piso de madera, cosa que hizo ganarse una que otra mirada, se puso la capucha de su sudadera negra y metió sus manos en está, un tanto avergonzado por causar molestia a las personas.

Se metió al pasillo designado como "religión" pues concretamente estaba buscando un libro, uno conocido como "la biblia satánica", pues pensaba que hay encontraría respuestas.

Los minutos fueron pasando y por ningún lado veía ese libro, su inquietud por saber más sobre aquel demonio era cada vez más fuerte, pero, al parecer no era tan fácil encontrar ese libro.

Unas horas después salió totalmente derrotado de ese lugar, se fue a sentar a unas pequeñas bancas que están afuera de aquella biblioteca.

Saco su teléfono del bolsillo de su pantalón y lo prendió, lo había apagado totalmente porque la incistencia de su amiga "Bella" lo estaba volviendo loco, al prenderlo vio los cientos de mensajes enviados, pero el último hizo que su alma abandonará su cuerpo y su respiración se cortará.

"¿Cómo que eres el rey cisne?"

Jacob se puso totalmente tensó, su mirada se descolocó y podía sentir como su cuerpo comenzaba a temblar, el sabía que ella se tenía que enterar de todo, sobretodo hoy, porque seguramente lo estarían buscando para practicar su papel.

-Que desastre ¿No?- Se tensó aún más al escuchar aquella voz que provenía de su costado, volteo a ver a su costado y aquel hombre pálido estaba sentado justo al lado de el.

Mantenía su brazos posados en la espaldera de la banca con las piernas cruzadas, con su largo saco negro y sus lentes del mismo color.

El de piel dorada resopló, definitivamente aquél hombre era el que lo estaba volviendo loco, no su amiga Bella.

-¿Me vas a decir ya, que tengo que hacer?- pronuncio mientras alzaba una ceja y veía como el contrario se retiraba los lentes que llevaba.

-Por lo pronto solo debes de entrenar, no veo lo complicado en eso- soltó el piel pálida mientras se acercaba un poco al rostro de la más pequeño de estatura.

Jacob quería golpearlo, una ira se estaba apoderando de el, todo lo que estaba pasando estaba sobrepasando sus límites, sus límites de autocontrol y definitivamente el causante era aquel hombre, que por su propia voz había invocando.

-Si entrenó al menos mañana... ¿Me dirás la solución a este pacto?- soltó desafiante hacía el hombre que lo miraba curioso, algo en su mirada hacia que se viera como un niño pequeño describiendo algo nuevo.

Danza diabólica /Edward x Jacob/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora