II

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El jardín estaba decorado con mesas y manteles color hueso, había orquídeas como centros de mesa, una banda de músicos tocando algo de jazz y las personas habían comenzado a llegar.

Sergio terminó de arreglarse y bajo al salón donde encontró a Max hablando con Horner y Geri, la mujer le dio un gran abrazo felicitándole. Los cuatro hablaron un rato hasta que más personas empezaron a llegar, Sergio y Max fueron a la entrada del jardín donde recibieron conocidos, amigos y familia.

— Checo, felicidades tío — Carlos le abrazo y Sergio devolvió el gesto con una sonrisa —, te deseo una larga vida llena de felicidad.

— Gracias Carlos, Charles — el monegasco le abrazo y le deseo un feliz día — ¿y tú Rafa?

— Felicidades tío.

— Ahorita los llevan a su mesa, gracias por venir.

La familia fue guiada por un mesero, cuando llegaron a su asiento, el menor se disculpó porque tenía que ir al baño. Camino entre las mesas y por la parte trasera de la casa hasta llegar al pequeño bosque que estaba detrás de la mansión. 

— Te ves guapo.

— Oscar, no salgas de entre los arboles — le sonrió y se acercó al rubio para darle un beso —¿Y para qué me citaste aquí?

— Bueno, hoy haré oficial nuestra relación con nuestros padres y...— busco entre su bolsillo y se arrodillo mostrando una caja de terciopelo negro que contenía un anillo de plata con un pequeño diamante blanco — te pido que seas mi esposo.

— Oscar... — el pelinegro estaba impactado, su cara expresaba sorpresa — ¿es en serio?

— Sí, te lo juro. Espero que nos casemos en junio cuando ambos tengamos dieciocho...

Rafael asintió con la cabeza y el otro puso el anillo en su dedo anular, ambos se besaron y abrazaron intentando apaciguar las lágrimas y la enorme felicidad.

— ¿Y alguien lo sabe?

— Solo mis hermanos y Lando, él me ayudo a escoger el anillo.

— ¿Y qué reacción crees que tengan nuestros padres? ¿no sería mejor hacerlo otro día con más calma?

— No te preocupes, lo anunciaré ya en la tarde solo cuando quedemos algunos. Creo que posiblemente se enojen, pero no llegue a mayores, pero si se interponen, nos escaparemos y casaremos en otro lugar.

— Antes de que eso pase, me encierran a piedra y lodo en la Antártida.

— No hay que preocuparnos, de todas maneras, el tío Charles me quiere como un hijo y esto lo hará feliz. Estamos haciendo las cosas bien, con un cortejo y una futura boda.

Rafael asintió, estaba nervioso pero el contrario solo rebozaba de felicidad. Si, tenían diecisiete y faltaban tres y cuatro meses para su mayoría de edad, así que la edad no era impedimento ni mucho menos el dinero. 

— Pasaremos navidad con tus papás y año nuevo con los míos. Me acompañaras a mis carreras, ¿verdad?

— Claro, quiero tomarme un año para pensar que estudiar.

— Podrías ser mi esposo solamente — Rafael se rio — solo acompañarme y ya.

—Podría, pero papá se enojaría conmigo

— El tío Max debe entender que no quisiste ser piloto, no podemos ser lo que nuestros padres quieren. Checo te apoya, ¿cierto?

— Yo creo que sí, él es más comprensible.

— Ahí está, tenemos la vida solucionada.

Oscar asintió. "La vida solucionada", si, si se veía en esa dinámica lo que le restaba de vida. Llevaban un año y medio de noviazgo, dos cuando se casarán.

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