Charles llegó a su hogar a eso de las once, al entrar vio solo las luces de las escaleras encendidas. Las subió para dirigirse a su habitación, pero al llegar arriba vio la luz del estudio encendida.
— ¿Carlos?
— Soy yo papá — la figura de Rafael se asomó —, ¿podemos hablar?
Charles quería decirle que no, pero solo asintió y fue hacia él. Al llegar a su lado, vio los ojos llorosos del otro, pero también el ceño fruncido como el de Carlos.
— ¿De qué quieres hablar?
— De hoy, parecía que casi te le ibas encima a Oscar.
— Ya te pedí una disculpa, no debí reaccionar así. Pero ya que vuelves a tocar el tema, creo que sería prudente poner las cartas sobre la mesa. Yo te lo vuelvo a repetir, no apruebo este matrimonio. Así que dile a Oscar que siempre no y que mejor se ponga a estudiar que a estar pensando en casarse.
— Te entiendo, un matrimonio tal vez fue una decisión extrema que tomamos pero podemos continuar con nuestro noviazgo, si quieres que Oscar te pida permiso...
— Creo te tardaste más de un año y medio, pero ya dije que no. Ni noviazgo, ni compromiso y mucho menos matrimonio. Te lo prohíbo rotundamente Rafael.
— ¿Pero por qué? No hay mejor pareja que Oscar.
— Aún puedes conocer a muchísimos más alfas, no puedes quedarte con el primero que veas.
— Yo amo a Oscar y no tengo ojos para nadie más.
— Eso es porque aún eres joven, crees que ya conociste el mundo, pero créeme que no. Y ya, esta conversación se acabó y ni trates de hacerme cambiar de opinión.
— ¿No entiendo por qué papá? ¿Qué tiene de malo que estemos juntos?
— Rafael, entiende que con los hijos de Verstappen ¡NO!, puede ser con cualquier otro, pero ellos no.
— ¿Entonces es por qué son hijos de Max? ¿Esa es la razón? — preguntó confundido—, ¿qué tiene que ver eso?
— Son alfas de antaño, punto.
— ¿Eso qué?
—... — Charles le miro fastidiado, suspiro y carraspeo mientras buscaba las palabras — Sophie, la madre de Max era corredora y dejo su sueño por Joss. No volvió a correr porque estaba casada y con dos hijos — explico en un tono firme —, tal parece que Max aprendió de él porque le hizo lo mismo a Sergio. Tuvo que dejar su puesto a los dos años de haber entrado porque tuvo a Patricio y después de eso, cuando él quiso volver, Max no se lo permitió.
— ¡Eso no quiere decir que Oscar sea igual que ellos! — lo defendió — ¡A él ni siquiera le importan las carreras!
— No importa que no le interesen, lo que tú no entiendes es que los alfa Verstappen son así. Ellos no les interesa la voluntad de su compañero, solo la suya. Tal vez ahorita no le parezca mala idea que corras, pero con el tiempo querrá hijos y un hogar estable y adivina, te obligara a tenerlos y a que los cuides. Perderás tiempo, tu futuro quedara enterrado bajo su pie y ni tu padre ni yo podremos hacer algo porque las cosas son así, para todos en este mundo es lo más normal y cotidiano que los omegas se sometan. Entiende que te estoy salvando de una vida infeliz, para que cuando tengas treinta no mires atrás y te arrepientas.
— ¿Y quién dice que a mis treinta no me arrepentiré por haber dejado a Oscar?
— ¡¿Qué no entiendes lo que te acabo de explicar?! — bramo hastiado —¡Ellos le hacen eso a sus parejas!
— ¡Pero yo no soy Sergio! ¡Yo no me someteré, tu no me haz educado para ello! ¡Tú me enseñaste que soy más que mi segundo género tal como mi papá! ¡No soy un omega como ellos y jamás lo seré!
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Secreto
RomanceSergio tiene un secreto que ha guardado por muchos años, planea irse a la tumba con él. O eso pensaba hasta que una fiesta lo cambia todo.