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—¿Cómo se conocieron?—Pregunto Elsa, la esposa de Alfredo, noté cierta curiosidad en sus palabras

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—¿Cómo se conocieron?—Pregunto Elsa, la esposa de Alfredo, noté cierta curiosidad en sus palabras.

Serafín acarició mi espalda baja, con las yemas de sus dedos dibujando pequeños círculos arriba de la tela amarilla de mi vestido, relamí mis labios, en busca de la respuesta correcta, ya que me daba cierta de inseguridad la reacción que tendría la mamá de Serafín, y su hermana al saber que nos habíamos enamorado en un antro.

—En el antro de Ovidio.—Me sinceré, y me gire a ver a Serafín, el moreno tenía una sonrisa enorme, esa que lo caracterizaba cada que estaba a mi lado, me mostró los dientes, y de nuevo provocó que me deshiciera en sus brazos, estaba tan enamorada de este hombre, que si no me casaba con él, probablemente terminaría en el psiquiatra.—El quedó enamorado de mí, y me cantó sus mejores chistes.—Solté una risita, recordando los chistes malísimos que me contaba aquella cálida noche de Julio, eran tan malos, que me causaban mucha risa.—Pero el perdió, el se enamoró primero.

Serafín soltó una carcajada, y apretó mi cintura contra el, estaba sentada en una de sus piernas, con mi espalda recargada sobre uno de sus brazos, y rodeándolo por el cuello, pegándolo a mi cuerpo, quería estar así siempre, pegados el uno a el otro, disfrutando de nosotros, y de La Paz y tranquilidad que solo nosotros, teníamos.

—Es una mentirosa.—Murmuró, rodé los ojos divertida, tal vez estaba mintiendo un poco, por que yo también quedé perdida en sus ojos.—Ella se enamoró primero de mí, pero no lo quiere admitir, por qué no me gusta perder.

Negué divertida, sin duda, esta sería una de las historias que le contaría a nuestros hijos, la noche donde sus padres se miraron por primera vez y quedaron hechizados el uno a el otro, con una conexión que solo se tiene una vez en la vida, nuestro click.

Mis pupilas recayeron sobre Elsa y Ovidio, quienes nos miraban enternecidos, los dos tenían la mandíbula apoyada en las palmas de sus manos, en cambio, Alfredo miraba con bastante asombro a su amigo, y Iván estaba perdido en la pantalla de su celular.

—Ese día me corrieron.—Ovidio recordó y bufó molesto, cambiando su posición, cruzándose de brazos, bastante molesto al recordar aquella noche, donde la vida nos habían cambiado, y nada volvería a ser igual.—Es que, wey ¿Cómo van a correr a su patrón?

—Sera por qué hiciste un show de stripper encima de una barra, y te comenzaste a encuerar.—Iván mencionó sin despegar la mirada de su celular, su hermano menor bufó molesto, de nuevo.—Ya te dije, cuando te aprendas a controlar, volveremos a salir de fiesta.

—Ay no, ya valió.—Elsa soltó una risita, provocando una mala mirada de su cuñado, miré divertida la escena, Ovidio parecía un niño pequeño haciéndole un berrinche a sus papás, me provocaba demasiada ternura.

Los dedos traviesos de mi novio, jugaron con la tela de mi vestido, solté un leve suspiro cuando escondió su cabeza contra mi cuello, sintiendo su respiración chocar contra mi piel pálida, de nuevo aquellas emociones que hasta el día de ayer eran desconocidas, se apropiaron de mi cuerpo, dejándome llevar ante sus besos y caricias de nuevo.

Midnight Rain | Serafín ZambadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora