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Serafín

¡Mira!—Kim me presume bastante orgullosa de una de sus yeguas, se para a su lado y le cepilla el pelo con bastante cuidado, la observa detalladamente. Todos los caballos que hay en el rancho, son muy finos, no me sorprende viniendo de ella, aunque es una persona muy humilde, con solo ver el tipo de vida que lleva en Culiacán, me pude dar cuenta de que su familia tenía un negocio muy próspero para poder mantenla en otro estado de esa manera.—Se llama Luz, mi papá me la regaló cuando cumplí trece, y mi fiesta fue de caballitos.

Le sonrió antes de atraerla hacia mi, pongo mis manos en sus caderas, y la pego a mi cuerpo, pone sus manos sobre mi pecho y hace una mueca.—Kim..

—¿Qué te dije hace rato?—Trata de poner un poco de distancia entre los dos, pero es inútil por qué terminó abrazándola, la apachurro contra mis brazos y solo se escucha un grito de su parte.—Ay Serafín.

Suelto una carcajada, le dejo un poco de espacio, no sin antes darle un beso en los labios, cuando se separa de mi, me observa con mucha desaprobación y después se acerca, con sus dedos acomoda el cuello de mi camisa, y se encarga de que esté perfectamente arreglado.

—¿Recuerdas todo lo que practicamos?

—Claro que si.—Le sonrió.—Kim, ¿No crees que llevamos mucho tiempo escondidos con los caballos? Tu papá puede mal pensar y..

—No, pero si solo..

—¡Kim! ¡Kim, cosa peluda ¿Donde estás?!—Escucho una voz de una mujer adulta, a la lejanía y estalló en risas cuando escucho el nuevo apodo de mi novia, esto cada vez se pone mejor, de cruza de brazos y resopla.—¡Kim..!

—¡Aquí estoy abue!—Grita, me toma de la mano y me arrastra hacia afueras de las caballerizas, me lleva a arrastras detrás de ella, cuando en mi campo visual se distingue una señora de una edad ya avanzada, con pelo blanco, más bajita que Kim, y con solo verla me causa ternura.—¡Guelita!

—¡Kim, mi niña! Que gusto me da verte.—Me suelta y abraza a su abuelita, agachándose para poder quedar a la misma altura, veo como la señora suelta un par de lágrimas, y observo la escena enternecido.—¿Y este muchacho, Kim?

Tragó saliva nervioso.

Kim se separa de su abuela y me mira con una sonrisa.—Guelita, el es Serafín, mi novio.

La abuelita se atraganta con la saliva, lo que ma causa más nervios, ya había olvidado por completo que conocería a toda la familia de mi novia.—Mucho gusto señora, Serafín Zam...—Casi se le salen los ojos a Kim de el susto, el color se le va de el rostro, me detengo justo a tiempo.—Ortiz.—Gracias a dios la abuela de Kim no logra percatarse, cuando le extiendo la mano, ella me jala para darme un abrazo, y todo tipo de nervios de esfuman de mi organismo.

Me separo de ella y puedo notar que la castaña tiene una sonrisa de oreja a oreja, lo que me hace ser aún mas feliz.

—¿Tú papá sabe, verdad?—Ella asiente tomando mi brazo y enredándolo con el de ella.—¿Y Eddie?—Niega con la cabeza, la miró con confusión.—Ay Kim.—Mi confusión ahora es mucho mayor.—¿Ya almorzaron mijitos?

Los dos negamos con la cabeza.

—¿Se les antoja unos taquitos de huevito con chorizo?—La señora habla con una sonrisa en sus labios, con estos pocos minutos de convivir con ella, pude notar el grandísimo parecido que tiene Kim, con su abuela, son idénticas en la amabilidad y el cariño que tienen hacia su familia. Alza las cejas esperando una respuesta.

—¡Si!—Kim le responde con una sonrisa, pero la mirada de su abuela recae sobre mi.

—Si señora, muchas gracias.—Le respondo lo más amistoso y amigable posible, necesito caerle bien a su abuela, si no, ¿Quién me va a ayudar a caerle bien a mi suegro?

Midnight Rain | Serafín ZambadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora