Querido Bible;
Hoy he entrado a escondidas al instituto durante el receso.
Me he acercado a ti, mientras tu me mirabas incrédulo con el ceño fruncido.
—El negro te queda bien, Bib.
Tú me regalaste una sonrisa, que se desvaneció a los segundos.
—Te quiero, Bib. Lo siento —susurré.
Tú no dijiste nada, solo te levantaste y caminaste lejos de mí.