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El aroma embriagador del café recién molido persistía en el aire, rodeando al hombre con su fragancia acogedora mientras se despojaba de su saco y lo colocaba con cuidado en el respaldo de la silla. El vapor del café caliente danzaba con gracia, tejiendo un ambiente tentador y reconfortante que invitaba a Enzo a sumergirse en la experiencia sensorial.

Con la llegada del otoño y su frescura característica, Enzo había decidido aprovechar la excusa perfecta para explorar la nueva cafetería recomendada por su amigo Matías. El aire estacional se colaba por las ventanas, pintando la atmósfera con tonos dorados y melancólicos que contrastaban armoniosamente con la calidez del lugar.

Enzo dejó escapar un suspiro de satisfacción al notar la escasa presencia de personas en el local; la tranquilidad de la mañana temprana le permitía disfrutar de su escapada en relativa soledad, escapando del tumulto cotidiano de la ciudad.

La interrupción suave y amable de la camarera, una joven de hebras color miel claro y ojos profundos como el café, rompió momentáneamente los pensamientos de Enzo. Su sonrisa elegante decoraba su rostro, resaltando sus facciones delicadas, sutilmente realzadas por un maquillaje discreto pero notable.

"Buen día, le dejo la carta..." pronunció la joven camarera, capturando la atención de Enzo. Al alzar la mirada, se encontró con el nombre "Olivia" bordado en el delantal, confirmando la identidad de la amable atendiente.

Aunque el aroma del café llenaba el espacio, Enzo percibió una fragancia dulce que emanaba de la encantadora Olivia, añadiendo un toque más a la experiencia sensorial que estaba a punto de disfrutar.

Enzo aceptó la carta con gratitud y se sumergió en las opciones, dejándose llevar por la sinfonía de sabores que se desplegaban en las páginas. Antes de que ella hiciera el amague de irse para atender a otros clientes, el consultó por la especialidad ya que en realidad estaba en blanco.

Finalmente, decidió por un café especial recomendado por ella, confiando en la sugerencia de alguien que parecía entender a la perfección el arte de combinar aromas y sabores. Mientras esperaba su pedido, Enzo aprovechó para observar los detalles que adornaban el local, desde las elegantes tazas hasta la música suave que acariciaba sus oídos.

Cada sorbo de café que seguía revelaba capas de sabor, envolviéndolo en una experiencia sensorial única. La calidez del líquido contrastaba con la frescura del otoño que se filtraba por las ventanas, creando una armonía perfecta en la que Enzo se sumergía con deleite.

Olivia, atenta a las necesidades de los clientes, se acercó con discreción para asegurarse de que todo estuviera a su gusto. En su breve conversación, Enzo había nombrado a Matias enterándose que Olivia era una amiga muy cercana a el.

Ella recordó que Matias le había hablado sobre que iba a actuar en una película a lo que Enzo respondió con su nombre comentándole que también sería participante de tal película.

Enzo, absorto en la elegancia de Olivia mientras atendía a los demás clientes o cuando hablaba con sus compañeros, no podía evitar seguir cada uno de sus movimientos con la mirada. Cada sonrisa que ella dedicaba, cada gesto delicado, añadía un matiz especial al ambiente de la cafetería.

Sus ojos se encontraron en un juego silencioso, y cuando Olivia desvió la mirada después de notar la sonrisa de Enzo, él se sumió en la anticipación de su próximo encuentro. La dinámica de observación y conexión silenciosa se convirtió en un delicado baile, donde las miradas se cruzaban como notas en una partitura que solo ellos entendían.

Aunque ella estaba ocupada atendiendo a los demás, Enzo encontraba placer en simplemente ser testigo de su gracia y dedicación. Cada interacción, incluso si era breve, añadía capas a la narrativa en desarrollo entre ellos, como si la cafetería fuera el escenario donde se tejía una historia de encuentros furtivos y sonrisas compartidas.

Mientras Olivia continuaba con sus deberes, Enzo se sumergía en la contemplación, saboreando no solo el café en su taza, sino también la anticipación de los momentos que compartían, incluso en medio de las responsabilidades diarias. La conexión entre ellos persistía, y cada mirada compartida era un recordatorio de que, a veces, la magia reside en los detalles más simples.

Se levantó de su asiento para ir a pagar viendo cómo la compañera de la muchacha le cuchicheaba algo a su oido y luego la empujaba levemente.

Después de pagar su consumo, Enzo no pudo resistir la oportunidad de invitar a Olivia a compartir un momento más allá de la cafetería. Con una sonrisa amistosa, formuló la propuesta con un toque de esperanza en su voz: "Podríamos juntarnos con Matías algún día de estos y, no sé, conocernos más, si me lo permitirías."

Olivia, sorprendida pero complacida por la invitación, asintió con entusiasmo. "¡Claro! Sería genial. Avísame cuando tengan planeado encontrarse, y estaré encantada de unirme," respondió, revelando una disposición abierta a compartir más momentos fuera de la cafetería.

Ella extendió el recibo del pago — "mi número de teléfono está ahí..."— ella señaló tímida.

Enzo mordió su labio en una sonrisa El corazón de Enzo latía con una mezcla de sorpresa y alegría al recibir el recibo extendido por Olivia. Sus ojos recorrieron las letras impresas hasta que se detuvieron en el número de teléfono, y una sonrisa juguetona se formó en sus labios.

"Gracias," expresó Enzo, aceptando el recibo con gratitud mientras sus ojos encontraban los de Olivia. La timidez en su gesto añadía un encanto especial al momento, creando una conexión más allá de las palabras.

Mientras guardaba el recibo en su bolsillo, Enzo se despidió con una promesa de futuros encuentros. La sensación de un nuevo capítulo en su historia compartida se afianzaba, y el número de teléfono en el papel se convertía en un enlace a posibilidades emocionantes que estaban por venir. Con una última mirada y una sonrisa cómplice, Enzo abandonó la cafetería, con la certeza de que aquel recibo se convertiría en un punto de partida para explorar lo que el destino les tenía preparado.

—"y eso que fué?..."— agustina, su compañera elevó su ceja divertida.

Olivia soltó un chillido. Aunque en un pasado le había ido un tanto mal, ella amaba el amor romántico y amaba hacerse la película, amaba todo eso — no sé, pero se me bajó el azúcar.

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ojalá les guste 😩

ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄ - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora