ᴇɴᴢᴏ ᴠᴏɢʀɪɴᴄɪᴄ - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛ

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"que opinas de los shipeos con Enzo vogrincic?" La periodista insistió con su pregunta sobre el supuesto "shipeo" entre Enzo Vogrincic y yo, y un poco más casi me hacía tragar el micrófono. Negué con una mueca y me apresuré a aclarar la situación.

"Disculpa, pero entre Enzo y yo no hay nada," declaré con firmeza, tratando de disipar cualquier rumor. Mi gesto denotaba cierta incomodidad ante la insistencia mediática. "Solo los periodistas se han encargado de crear rumores, puesto a que la realidad es todo lo contrario. Enzo ha mostrado un lado egocéntrico desde que pegó fama."

La periodista asintió, capturando mi respuesta con un tono que sugería un interés particular en los detalles. La conversación continuó, pero quedó claro que la realidad no siempre coincidía con las especulaciones mediáticas. "

Después de compartir mi respuesta con la periodista, Enzo expresó su agradecimiento con un simple "muchas gracias por las palabras, Olivia." Mi sonrisa, aunque forzada, transmitía una cortesía educada mientras asimilaba la situación.

"A vos," respondí con un gesto similar, consciente de la necesidad de mantener las apariencias en medio de los periodistas. Sin embargo, al caminar hacia otro periodista, la expresión de hartazgo se dibujó en mi rostro. La presión mediática y los rumores infundados habían alcanzado un límite.

La transición hacia el siguiente entrevistador se llevó a cabo con una mezcla de diplomacia y cansancio. La batalla constante contra los rumores y la invasión de la privacidad estaba dejando su huella, pero seguía adelante con la determinación de superar los desafíos mediáticos y mantener mi propia narrativa intacta.

Observé de reojo a Enzo, quien estaba siendo apresado por la misma periodista que me había entrevistado a mí. La insistencia de la periodista se hacía evidente mientras repetía el nombre de Enzo una y otra vez, buscando obtener sus respuestas.

Enzo, forzándose a escuchar a la persistente periodista, respondió con un breve saludo antes de apresurarse a nombrarme. La periodista insistió con mi nombre, y Enzo, asintiendo pesadamente, dio una respuesta que revelaba cierto desencanto.

"La escuché, la escuché. Es irrelevante, al fin y al cabo es una nena dolida en busca de atención," dijo, evidenciando una mezcla de resignación y desinterés ante las preguntas persistentes de la reportera. Era evidente que, para él, la constante atención mediática tenía un precio en la percepción de la realidad.

Hambrientos por mas rumores, solo seguían cuestionando la mala relación de los dos actores cuya unica interacción era para pisotear el ego del contrario.

"Disculpenlo, se cree el centro del mundo desde que hizo bien algo..." Contesté amargamente para después caminar hacia donde me habían indicado ante la atenta mirada de Enzo y algunos periodistas.

(. . .)

"Egocéntrico..." solto una risa ronca cuando Enzo dejó escapar una carcajada, ahogada en mi cuello.

"No te quejes, vos me dijiste que era una nena dolida en busca de atención," respondí, notando la ironía en el ambiente. La complicidad entre Enzo y yo se evidenciaba, como si compartiéramos un secreto en medio del torbellino mediático. La dinámica entre nosotros, entre etiquetas y percepciones externas, revelaba una conexión más profunda, un entendimiento compartido que escapaba a los ojos curiosos de los periodistas.

Solté un gemido ahogando cuando Enzo mordisqueo la piel mientras lo sentía desesperarse al apartar mi cintura pegándome más a él.

El cuentito del odio lo inventaron los propios medios, y nosotros, por diversión, decidimos seguirle el juego.

"Ya no voy a seguir con este juego", murmuró Enzo sobre tus labios, posando su mano en tu nuca. "Quiero que todos sepan que sos mía y yo soy tuyo"

Era una realidad que este juego no había terminado, ya que Enzo y yo no le habíamos dado un título serio a nuestra relación. La repentina declaración de Enzo me tomó por sorpresa, revelando un cambio repentino en la dinámica que compartíamos.

Las palabras resonaron en el aire, y mi sorpresa se reflejó en mis ojos. En aquel momento, la trama entre Enzo y yo parecía tomar un giro inesperado, llevándonos más allá de las etiquetas mediáticas hacia territorios más personales. La incertidumbre y la emoción se entrelazaban mientras contemplaba las implicaciones de sus palabras, preguntándome cómo esta nueva revelación influiría en el desarrollo de nuestra conexión.

Las palabras apasionadas de Enzo resonaron en el aire, y su declaración sincera hizo eco en mi corazón. "Te amo y quiero que todos en el mundo lo sepan," expresó con una intensidad que no esperaba. "Quiero presumirte y decirles a todos que sos mi mujer y que vos digas que soy tu hombre. Porque lo soy, quiero que todos sepan que estoy a tus pies."

"Nunca voy a entender qué es lo que hice para que el mundo me hiciera llegar a un hombre tan perfecto como lo era Enzo," murmuré para mí misma, dejando que la incredulidad y la gratitud se mezclaran en mis pensamientos. La declaración de Enzo resonaba en mi corazón, y mientras mis brazos se enredaban detrás de su cuello, tiré suavemente para atraerlo hacia mí.

El beso apasionado que compartimos selló el compromiso y la conexión que sentíamos el uno al otro. En ese momento, el ruido del mundo exterior se desvaneció, dejándonos envueltos en la autenticidad de nuestro amor compartido. La nueva etapa de nuestra relación comenzaba con la promesa de compartir nuestra conexión de manera más abierta y auténtica ante el mundo.

(Extra)

Podía suponer que en cualquier momento nuestros teléfonos iban a explotar. Enzo subió una historia a Instagram mostrándonos en un momento íntimo: él sentado en la orilla de la cama frente a un espejo, y yo sobre sus piernas, acariciando su pelo y dejando pequeños besos en su rostro sin yo saber que quedaba grabando mientras le decia lo mucho que lo amaba.

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