Capítulo dos

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Seguía en mi habitación.

¿A quien le gusta que le mientan?

No pude contener las lágrimas que tras diez minutos estuve aguantando. No había reconocido por mas que mirase en esa foto aquel salón.
Aparecía enfocada una mesa, redonda (su mesa era cuadrada por lo cual era obvio que lo primero que me había contado no era cierto) estaba todo oscuro, no había utilizado el flash (no quería que se viera mejor la mentira, obvio) lo poco que se veía era gracias a la luz que emitía la televisión. Encima de la mesa había una bebida de esas energética (¿energía a media noche? Se supone que ha esa hora se duerme)

Realmente sentía algo extraño dentro de mi estómago. No podía estar mas nerviosa. Imposible.
Se supone que los príncipes azules no mienten ¿no?.
Está claro que eso no existe.

No pude aguantarlo más. Le mandé un mensaje a una amiga que estaba segura que conocía aquel salón. Ella ha sido novia durante bastante tiempo del primo de mi novio, que como dato: no se si seguíamos siendo pareja o no.

- Oye Celia,- porque se llama así- ¿¿sabes dónde es esto?? Imagen. - Me asombró la rapidez con la que me contestó.

- Siii tía!!! Es lo de el primo ¿Que están haciendo allí? ¿estan con algunas tías? - sabía que ella me ayudaría

Celia siempre ha sido la típica novia celosa compulsiva, más que yo, MUCHO MÁS QUE YO. En un segundo se hizo 6728 preguntas a las que se iba contestando ella misma, 732 teorías sobre lo que hacían allí y 89 razones por las que me estaría mintiendo. Siempre me asombra la imaginación pero lo último que necesitaba en ese momento es que me dijera mas cosas sobre lo que estaba pasando que probablemente sólo fueran cosas de su cabeza.

Bueno, por lo menos ya se dónde estaba.

Volví a llamarlo.

- ¿Durmiendo no? Que fuerte! Estas en lo de tu primo como no.....- apenas le deje tiempo para hablar mientras que yo seguía gritándole al móvil.

Se que no es para tanto, pero odio la mentira. Yo siempre le he contado paso a paso lo que hacía y no veía necesario que me estuviera haciendo eso. Llamarme loca si queréis.

- Illa que me dejes. - Colgó.

Tiré el teléfono al suelo. ( Losé, no cumplí las reglas de supervivencia número 2 y 3) Mi pobre móvil pagaría las consecuencias de mi "enfado". No estaba realmente enfadada, sino más bien decepcionada.
Se hizo pedazos, pero no me importó. Estaba demasiado dolida como para centrarme en el móvil. Fue un verdadero impulso, claro está, que los días siguientes me arrepentiría de aquello.

Llegó mi madre a mi habitación tras haber escuchado el golpe de mi móvil hacerse trizas contra el suelo.

-¿Qué pasa Ana? - Me preguntó tras ver trozos de pantalla por todo el suelo y a mi llorando.

Realmente no quería contarle lo que estaba pasando. Me solía pelear con mi novio así que no era necesario que me viera sufrir mas por él pero necesitaba soltar lo que tenía dentro.
No paraba de repetirle que me había engañando y que se había reído de mi.
Había sentido un tono de burla cuando le llamé. Sonaba atrás risas mientras le decía que ya sabía donde estaba. Que dejara la falsa mientras el me contestaba siempre lo mismo, que le deje en paz.

¿Eso es lo que él quería? ¿Que le dejara?

No lo entiendía. Había muchas maneras de dejarme aunque no le había dado ningún motivo para hacerlo.

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Ahora mi pregunta era otra:
¿Qué motivo tenía para hacerme eso?

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2015 ⏰

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