𝑴𝒚 𝒐𝒏𝒍𝒚 𝒐𝒏𝒆 ❁ OS Bangchan

Nuestra lluvia

Warnings: ninguna, mucho amor y melosidad (quiero manas).

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Ese día fue un día sin más. No pasaba nada especial, sin contar la lluvia que empapaba el jardín de la casa que compartías con Chan. Un día como lo era ese lo pasaban juntos, acurrucados en su cama, con las piernas entrelazadas y las manos por doquier. Eran días maravillosos que disfrutabas mucho de manera secreta.

Todo iba como de costumbre, con té y galletas, maratón de películas en el sofá, cocinar algo que aparecía en internet, cosas normales de una pareja en épocas de ese estilo: lluviosas.

Lo único que te hizo pensar en medio de El viaje de Chihiro, película que vieron 100 veces juntos y que sería por siempre una de tus favoritas, fue ver a Chris levantarse y revisar el jardín, moviéndose de forma nerviosa en el pasillo. "¿Qué sucede, cariño? ¿Perdiste algo?" preguntaste de forma inocente, sin saber realmente lo que le sucedía a tu amado."No, no, no te preocupes, bebé. Um, sonará raro pero me muero de ganas por disfrutar la lluvia en este momento. Recuerdo que cuando vivía en Australia hacíamos peleas de lodo con mi familia, y salir a andar en bicicleta con este clima es lo mejor del mundo, ¿qué dices?", te respondió con esos ojos brillantes que te derriten al instante. ¿Cómo negarte frente a su bello rostro?

Tomaste su mano y entre risas salieron al jardín. Sin dudas no notaste tanto calor dentro de la casa, gracias a todos los santos la calefacción está en excelente estado. Apenas la lluvia tocó tu rostro, no pudiste evitar ver la reacción de Bangchan, parecía un niño pequeño mientras miraba el cielo y las gotas le mojaban los rizos. Realmente estás embobada con ese hombre.

Chris te tomó por la cintura y empezó a bailar, quién sabe qué canción era, pero enseguida lo seguiste en la danza. Nunca imaginaste estar bailando bajo la lluvia de verano entre risas desordenadas y un karaoke improvisado que crearon en ese preciso momento, pero lo estabas disfrutando de una forma descomunal.

Las ganas te ganaron y pusiste tus manos en su nuca, acariciando y enredando sus rizos entre tus dedos, a lo que él sonrió y empezó a dejar pequeños besos en todo tu rostro. Tus mejillas para empezar, tu frente, tu barbilla, tus párpados y uno muy rápido en tus labios, haciendo que lo miraras con cara confundida. "¿Uno solo?", a lo que Chan sacó a relucir sus hermosos hoyuelos y pegó su cara a tu cuello. "¿Sabes? Hoy me sentí como si estuviera en Australia, pero fue aún mejor porque te tengo a ti. La verdad es que hoy es un día muy especial para mí, y sé que lo será para ti también, mi amor".

Tu cara de confusión e intriga era más que notoria. "¿Por qué dices es..." No pudiste terminar de formular tu pregunta porque notaste a Chris despegarse de ti y poner su mano en su bolsillo, buscando algo. No podía ser posible, ¡estaba ocurriendo! No te veías bien, tu pelo de seguro era un desastre, no llevabas maquillaje, tu ropa toda moj... "T/N, nunca voy a poder demostrar todo lo que te debo, admiro y sobre todo amo. Eres y serás la mujer que espero ver cuando me levante todos los días, y también la que vea cuando me vaya a dormir. Deseo con todo lo que mi corazón puede dar que tú pienses lo mismo, porque en este momento estoy muerto de miedo y me tiemblan hasta los pelos, pero hoy más que nunca realmente quiero preguntarte esto". Sacó finalmente una bonita caja de terciopelo negro y se arrodilló en medio de esa tormenta, la que caía del cielo y la que sentías dentro de ti. Ambos dejaban salir las lágrimas, fundiéndose con las gotas de lluvia y sus ganas de amarse.

No podías pronunciar ni una sola palabra, el nudo que tenías en la garganta y el temblor en tus manos era más fuerte que tú. "T/N, ¿me darías el honor de ser tu esposo?" Chris te miraba con ojos impacientes y repletos de cariño. "Claro que sí, Chris" finalmente le respondiste.

Lo primero que hizo, tu ahora prometido, fue levantarse de un salto y atraparte entre sus brazos, apretandote con aún miedo de que estuviera soñando y todo eso no fuera real. Le devolviste el abrazo y colocaste tus manos en sus mejillas, pudiendo observar su rostro lloroso y feliz. No hicieron más que besarse y abrazarse en lo que restó del día, porque la emoción de casarse era enorme.

Sin dudas ese día iba a ser especial para ambos, aún más si Channie cumplió tu fantasía de comprometerse bajo la lluvia, tal y como le comentaste a Felix en una de tus pijamadas con el pecoso. Se merecía más que nadie el puesto de asistente de honor.

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No les voy a mentir que cuando leí esto cuando recién lo terminé si me emocioné. Manas, estoy orgullosa de mí por crear semejante maravilla. Espero les guste, tkm bebesssss