Desde que había nacido, la vida de Hanni era gris.
No, no es una metáfora. En este mundo, las personas veían de esa forma hasta encontrar a su Alma Gemela, sólo bastaba mirarle a los ojos para que la vida tuviera color.
Las leyendas y mitos reinaban en cuanto al destino de las Almas Gemelas. Se decía que no siempre tendrías una, podías tener dos, capaz tres. Se decía que el universo podía equivocarse y ponerte a una persona incorrecta para tu vida.
Hanni fue criada en un ambiente familiar y creyente en el destino. Sus papás se habían encontrado de muy jóvenes, habían vivido más tiempo en los colores que la oscuridad. Eso hacía que Hanni tuviera el anhelo de tener algo parecido.
Su papá SeokJin era risueño y hablador, contrario de su papá TaeHyung quien se caracterizaba por ser serio y callado. Hanni fue adoptada por ellos cuando todavía era bebé, así que no tenía ni un solo recuerdo de su vida sin su presencia.
También tenía una hermana menor, HaeRin era tal vez más caótica que ella, más lanzada y sin vergüenza de decir sus opiniones. Sus papás las criaron igual, nunca faltando amor.
Viniendo de una familia así, Hanni estaba destinada a querer ser feliz y amar.
Se pasaba horas en la biblioteca leyendo cuentos felices y novelas románticas. Tenía una idea de lo que sería su vida cuando encontrara a su Alma Gemela.
Pero absolutamente nada de eso la preparó para lo que se vino después.
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