Emma pesaba que en el lugar en el que se encontraba en estos momentos, el aire era diferente, era pesado y con olor a humo y alcohol, en lugar de caer gotas de agua caían cenizas, le parecía que los atuendos que vestían en ese lugar eran espantosos y que si tuviera que usar algo como eso, preferiría estar desnuda.
Las miradas sobre ella se hacían presentes, quizá por su atuendo o belleza, lo que a la joven no le molestaba, escuchaba los murmullos de la gente mientras sonreía y mantenía su paso
Ya en el lugar donde debía estar, las personas que se encontraban trabajando le dijeron a donde debía dirigirse a lo que ella caminó hacia una puerta de la que repentinamente salió una mujer de cabello corto y ropa espantosa
Cuando se fue, Emma entró seguidamente llamando la atención del hombre que se encontraba en aquella oficina, se sentó en la cabeza contraria de la mesa que había ahí y se quedó viendo al hombre con una pequeña sonrisa en su rostro
— Debes ser, Emma Loannidis. - la miró el hombre que se encontraba sentado al otro lado de la mesa, mientras fumaba un cigarrillo-
— No es obvio? Podría ser la mujer más bonita que sus ojos hayan visto, señor Thomas.
Quizá no era mentira pues era inigualable la belleza que la joven poseía, digna de la que supuestamente era, la descendiente de afrodita.
— Supongo, entonces.. oí que a su familia le gustaría hacer tratos con nosotros.
La joven griega se levantó de la silla en la que se encontraba y dio paso hasta donde el blinder estaba sentado, hizo su cuerpo hacia enfrente quedando sus codos recargados en la mesa, estando cara a cara con el.
— Primero nos gustaría saber cómo es que tal sustancia está llegando hasta Grecia, es bien sabido que todos los negocios que no son controlados por la corona griega, no son bienvenidos.
La joven sonrió de manera sensual y mirando la vestimenta del hombre, la cual a diferencia de la gente que había visto, le parecía elegante.
— Quizá alguno de sus habitantes la llevó y la probaron ahí, no hay manera de saberlo verídicamente. - comentó el blinder -
La joven quien mantenía su cara en seriedad analizaba sus palabras, Thomas esperaba que ella le creyera pues si hacían ese negocio sería de lo más grande y bueno para su compañía.
— Bien, cuando nos iremos?
La joven se levantó como si nada dejando que el blinder soltara un suspiro junto a una mirada de confusión
— De que hablas?
— De ir a tu casa, no creerás que me quedaré en uno de estos lugares.
