🎀: gala 0 | 20 noviembre

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Faltaba menos de media hora para que me tocase actuar y estaba sentada en un sillón de la Green Room junto algunos de mis compañeros mientras repasaba la letra en mi cabeza. Había elegido una canción con la que podía demostrar hasta donde podía llegar mi voz y, aunque me la sabía de principio a fin, los nervios se estaban apoderando de mi por lo que mi pierna derecha empezó a moverse de arriba a abajo.

— Hola— levanté la cabeza y vi a Chiara delante mía.

— Hola— la dije intentando sonreír, pero me salió una mueca.

— He visto que estabas aquí sola y he venido por si querías compañía— dijo la morena mientras se sentaba a mi lado.

A Chiara la conocí en el casting desde el día uno porque ella era el 4019 y yo el 4021 y desde entonces hemos estamos muy unidas todo el tiempo.

— No te preocupes, solo estoy repasando un poco la letra antes de entrar.

— Chiara eres la siguiente— dijo un técnico de sonido que iba lleno de folios y tenía un pinganillo muy grande en la oreja.

— Sales antes que yo. Te deseo mucha suerte aunque no la necesitas Kiki— tras decir eso, Chiara se abalanzó a mí y yo la respondí al abrazo.

— Mucha suerte a ti también love, hazlo como me lo has cantado a mi millones de veces.

Chiara se levantó y antes de cruzar el marco de la puerta, se giró hacía mi y me sonrío, gesto que la devolví.

Tres minutos después, el principio de For once in my life de Stevie Wonder empezó a sonar y me quedé más tranquila al escuchar la voz de la menorquina. Su voz me relajaba un montón por lo que no noté que alguien se había sentado a mi lado del sillón.

— Hola— me giré y vi a Martin sentado a mi lado.

Me acuerdo que lo primero que pensé cuando le vi en los castings fue un erizo.

— Hola Martin— le dije con una sonrisa pequeña.

— ¿Qué haces aquí sola?— me dijo mientras esperaba una respuesta rápida.

A Martin fue de los primeros que conocí después de Chiara.

— Estoy repasando un poco la letra por si se me olvida ahí arriba y rezando que no me vaya de tono— le digo de broma.

— Te he escuchado cantar y se que no va a pasar eso, o sea que estate tranquila porque lo vas a hacer genial y vas a pasar— me dice mientras me da un abrazo y yo se le devuelvo.

— Vamos a pasar los dos, porque yo también te he escuchado cantar— le rectifico con una sonrisa.

— Martin ven conmigo que eres el siguiente y Marta prepárate que vas después— dijo el mismo hombre de antes.

— El deber me llama— dice el vasco levantándose del sillón, gesto que imité.

— Mucha suerte, aunque no la necesitas— le digo sonriéndole.

— Mucha suerte a ti también, aunque tampoco la necesitas— dice mientras me da un beso en la cabeza, gesto que me sorprendió pero hice como si nada.

Martin sale de la Green Room mientras sigue al técnico de sonido y yo me vuelvo a sentar en el sillón.

Varios minutos después, oigo la voz del mismo hombre y salgo de la habitación. Es mi momento.

Gracias a las palabras de Martin y de escucharle cantar Somewhere Only We Know de Keane, una canción que me encanta, me relajo.

— Coge un micrófono de la caja y estate preparada a que te den la señal mis compañeros— me dice el señor mientras sostiene una caja llena de micrófonos.

CORAZÓN HAMBRIENTO | Martin UrrutiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora